jueves, 31 de julio de 2008

Tiento sobao


¿Que quién jue el curioso
Que me dio este perro?
Naides; estos bichos, como el hombre zonzo
Cuando los halagan se dan ellos mesmos.

Jue en un mes de agosto de no se que invierno,
Muy pocos dias antes de morir el flaco
Mi cabayo overo.

Que cayo a mi rancho
Maltratado y rengo
Y clavo en las mías sus pupilas tristes
Sus pupilas yenas de sombra y misterio

¿Que de donde vendría?
¡Vaya uno a saberlo!...
¡Puede que viniese como yo del pago
De los desengaños y de los recuerdos!...

Le tire una achura
Y, aunque estaba hambriento
Sin hacerle caso me miro de un modo
Casi si dijera “ no vengo por eso”

Aunque sea zonzera,
Pensé yo por dentro:
¡Quien sabe estos bichos no sufren de amores,
Y como al cristiano, los matan los celos!...

Y viendo en tropiya
Venir mis recuerdos,
Le hice unas caricias, y, dende esa tarde,
Pa los dos alcanza mi pan y mi techo

Mientras tomo mate
S´echa cerca´el juego,
Y cuando al dormirse siento que soyoza
Como si al pasado lo volviese el sueño

Se enciende en la trenza
De mis pensamientos
Este tiento suave de tanto sobarlo:
“Mujeres y perras… tuitas son lo mesmo…”

viernes, 25 de julio de 2008

El parque en la luna


Me dije "un parque en la luna!!"
cuando leí: 'Luna Park'.
Yo quería ser astrónomo
y me metí a'veriguar.
Le dije: "¿Puedo pasar?"
-"Si abona", dijo el señor.
-"¿Cuándo van a cosechar?"
-"¿De qué cosecha está hablando?"
-"Si uste me habla de 'abonar'
seguro va a cosechar!!!".

-"Bueno amigo, métase"...
-"Yo quiero ver las estrellas".
-"Si pelea en una de ellas
seguro que las va a ver".
-"¿Qué pelea pregunté?"
-¿Vive atrasao el señor?,
es un estadio de Box...".
-"Bueno a mí no me tutee,
si yo no le digo 'Ché',
usted no me diga 'Vos'".


Y ahí nomás yo me metí
y agarré por el pasillo...
-"Boxeador deconocido",
dijo uno al verme a mí.
-"Ahí está su camarín,
ya me lo van a llamar
mientras se empieza a probar,
agarre ese 'robdechambre'...
Le dije: "Si tengo hambre,
a naides le va a importar".

Dos tipos todo de blanco
me empezaron a amasar.
Después me querían calzar
unas botas petiteras.
Les dije: "yo soy de ajuera
y si es que voy a pelear,
dejenmé ansí nomás
que pa'mi las alpargatas
es lo mejor pa' las patas
y también para lidiar"

En eso ya me sacaron
y me llevaron pa un corral
pero antes de llegar
otros dos tipos me atajan:
Arias y Longo se llaman
y de: "Entre las sogas" escuché;
"trenzas de tres", yo pensé!
-"¿En qué estilo se destaca?"
y le dije: "Si no tengo faja
con cinto y con tereré".

Me dijeron: "Suerte amigo"
y ya me subí al corral.
Me senté un banco igual
de esos pa ordeñar las vacas.
-"Si el de aquél rincón lo ataca",
me dijo uno al oído
-"cuídese porque es muy juido
y téngalo bien presente".
Me zampó algo en la boca:
me dijo: "pa cuidar los dientes".

En eso sonó un timbrazo,
me gritaron: "¡La campana!"
yo le dije: "Pa' tu hermana!"
queriéndole improvisar
y ya pa finalizar,
me sacaron el banquito
y me quedé sentadito
en el rincón donde estaba
y un señor ya me contaba
hasta ocho despacito...

-"Había si'o flojo el paisano",
me dijo como cargando,
-"ya se anda desparramando
sin que me lo hayan tocao".
Ahí me puse colorao:
-"Peleo aquí y ande cuadre,
lo que pasa, ché compadre,
con estos globos en mano
estoy más desorientao
que Adán en día e la madre.

Y ya me le fuí al humo
desparramando tortazos.
Me recibió un derechazo
de un tipo vestido igual,
que aquél protector bucal
me lo tragué sin cereza
-"¡¡Saque la mano!!!", gritaron
y yo acaté con certeza:
saqué la mano pa' atrás
y casi quedé sin cabeza.

No se cómo aguanté
tantas trompadas seguidas
por eso juré en mi vida
subiría a ese corral.
Y si yo voy al Luna Park
entro con mucho cuidado
me quedo bien alejado
para ver como otros dos mozos
se quedan todos morbosos
y yo tranquilo y sentado.

Tuve una vida bichoca.


(Homenaje a la abuela "Tana", gran recitadora de la familia).

Tuve una vida bichoca
por boraciar por demás
fui estudiante enloquecido,
otra vez fui capataz.
Mas con mi cuerpo enmohecido
y de granos bataraz,
vengo juntando experiencias
para con ellas payar
cosas que en mi querencia
naides jue capaz de hablar.

Primero les via a decir
lo que en mi pago ocurrió:
mi madre que se parió,
cuatro machos de verdad.
Cuenta que mi papá,
después de estos charabones
desistió en sus intensiones
de una pequeña tener,
mas con esas peticiones
rezó a Dios y jue mujer.

Pedro Alberto fue el mayor
para que si alguna vez
fuera de su parecer
intentar un sucesor
llevara como su abuelo,
hombre de gran corazón
el nombre Pedro, primero
como pasara hasta hoy,
y luego que su apellido
fuera el consabido Hardoy.

Mas si por esas pasara
que el primero no dejase
de él ninguna decendencia,
ya sea por deficiencia
o por meterse de monje,
resulta que a su otro hijo
Fernando Pedro llamó,
para que si se casara
el nombre Pedro incertara
a cualquier hijo varón.

Por esas dudas nomás
cuando nació su tercero
le metió Martín primero,
y Pedro le sucedió.
Dejó de ser orejano
para pasarse a llamar
Martín Pedro un heredero
que no tratase e frenar
esta sucesión de 'pedros'
que jue avanzando voraz.

Pero en el cuarto embarazo
mi madre desenvainó
un muchachito flaco,
fuerte como un león,
de que por la tradición
que se aplicó en sus hermanos
Luis Pedro el viejo llamó
a su pequeño pichón
y ya quedaban los cuatro
con ese nombre varón.

Y después de cuatro cardos
que nacieron pa'l deber,
resulta que fue a nacer
la regalona del grupo.
Era una rosa de lujo
de nombre Isabel María,
era una nueva vida
que de a poco germinó
y así les dimos las gracias:
a Jesucrito y a Dios.

La visita del marciano


Matiando yo en mi cocina
abrigau junto al fogón,
mi china en un rincón
desplumaba una gayina.
Derrepente se ilumina
todo el rancho alrededor;
yo que soy buen tirador
me calzé y atropeyaba,
cuando vi que aterrizaba
un gran plato volador.

Se bajó un flaco elegante
me dijo: "no quiero guerra,
vengo a conocer la tierra
y sus gauchos habitantes".
Lo hice pasar pa'adelante
por hay se me hizo entender:
"Tu señora quiero ver...
quiero tener relaciones",
¡Fíjense las intenciones:
meterse con mi mujer!.

Su melena era ondulada
y su cuero cascarudo
yo creo que andaba desnudo,
sus coyunturas sonaban.
Las aspitas bien arquiadas
y era medio jorobau,
siempre lo tenía a mi lau
queriéndome conquistar:
"a mí me vas agarrar,
por más que sea adelantau".

Lo invitamos a cenar
y se quedó complacido;
de tan lejos había venido,
no lo podíamos yenar.
Lo hubieran visto mascar
con esos dientes grandotes,
se chupaba los bigotes
con la grase que chorriaba,
las gayetas que pasaba
enteras por el gañote.

Después se quiso acostar
le estaba atacando el sueño
muy contento y muy risueño
a mi cama se fue a echar.
De un salto lo hice parar
manotiando mi cuchilla,
se la puse en las costiyas
y le grité al poderoso>:
-"no te la des de gracioso
y acostate en tu casiya".

Hay se me puso a yorar
y se empezó a retorcer.
Me dijo: -"No puedo creer
que me vayas a despreciar,
igual me voy a arreglar
tengo muy buena intención.
Siempre habrá un buen corazón
que me sepa comprender.
Yo duermo con mi mujer
y vos te vas al galpón"...

-"Mirá marciano avivau!",
le grité con voz bien fuerte
"jugarte la vida o muerte
de acá salís achurao".
Casi me caigo sentau
en el medio de la cocina
cuando una voz suave y fina
me dijo como a un hermano:
-"Yo no soy ningún marciano,
soy 'marciana femenina'.

Hay mi vida campechana
me vengo avivar recién...
¡Qué lindo en luna de miel
disparar con la marciana!.
Pero se hace la macana...
yo no dejo a mi mujer,
primero tengo que ver
la marciana en su planeta
si me cuelga la gayeta
¿cómo se hace pa'volver?

Tú sos la china campera


Tú sos la china campera
Que alegra la tierra mía
Sos la dicha de mis días
Sos la criolla verdadera
Sos de mi rancho cumbrera
Alero de mi galpón
Y también sos el horcón
Que sostiene la enramada
Y sos la flor colorada
Del ceibo del cañadón

Sos la fresca madrugada
El alerta del chajá
Cinta de mi chiripá
y mi golilla bordada
bota de potro sobada
cinturón de mi culero
sos mi poncho dominguero
sos trenza de mi arriador
rastra de mi tirador
barbijo de mi sombrero

Sos el gancho de mi apero
bocao de mi redomón
Sos chaira de mi facón
Cuando carneo con cuero
Manija de mi talero
Puntera de mi carona
Rodaja de mi llorona
De mi rebenque sotera
De mi guitarra campera
Sos la prima y la bordona

Tú sos el grito del tero
Que viene desde el bañao
Y sos el mango lustrado
De mi facón caronero
Sos el collar de mi arriero
Caldera de mi fogón
Y sos el clavel punzó
De la vincha de mi frente
Y también sos la corriente
Del arroyo juguetón.

Sos el frondoso sauzal
Que con el viento se mece
Sos el rosal que florece
Con el sol primaveral
Sos el verde totoral
En el estero tendido
Sabia que cuida su nido
Desde que el sol se levanta
Sos la aurorita que canta
En el ceibo florecido

Por fin sos china querida
El rumbo de mi destino
Sos el sol en el camino
Del trayecto de mi días
Tú Sos la dicha dormida
Alivio de mi dolor
Sos consuelo de mi amor
Sos la noche, sos el día
Sos la pena y la alegría
Del alma de este cantor.

jueves, 24 de julio de 2008

La tropilla de mi sangre


De mis andanzas de croto
tengo mucho que contar
y les puedo asegurar
que he caminado a lo potro.
Dificulto que halla otro
con una destino tan fiero
por eso señores quiero
que conozcan sin sonrojo
a una tropilla de piojos
que invade mi cuerpo entero.

Tengo un piojo panza blanca
por el lao de las costillas
y tengo un piojo testerilla
mesmo en el medio del anca.
Ocasiones que ando en tranca
se me da por hacer rodeo
y ´ansina es que los veo
a toditos rejuntados:
la pucha que me han picao
mis piojos que tanto quiero.

Aquerenciao bajo el brazo
tengo un piojo tobianito
que me pica despacito
porque está bichoco y flaco.
tengo un pangaré que es zarco,
tengo un piojo cenisiento,
me pica en este momento
y no lo puedo aguantar
¡juay pucha! piojo piojoso
ya me las vas a pagar.

Y cerquita de la costilla
tengo una yunta de ruanos
estos piojos son hermanos
y vienen de buena cría...
Se me pegaron un día
que estube en un calabozo,
con ellos ando orgulloso
porque pican suavemente
dificulto que halla gente
con piojos tan cariñosos.

Y detrás de la rodilla
tengo un lobuno tisnao
y un overito rosao
que es todo una maravilla.
Bien pegao a la costilla
tengo un piojo qu'es azulejo:
es de todos el mas viejo
piojo de mucho picar,
cuando lo voy a matar
me da lástima y lo dejo.

De color indefinido
tengo piojos a granel
andan todos en tropel
de la nuca hasta el ombligo
a veces ando aflijido
porque son como un enjambre
y yo que soy de poca sangre
pá poderlos mantener,
que grande es mi padecer
cuando los veo con hambre.

Cencerro



Cencerro al verte colgao
como motivo de adorno,
veo un tiempo sin retorno
en tu silencio entablao.
Por el progreso enjaulao,
pájaro de los caminos,
al no escuchar más tus trinos
se me hace al paso que vamos
que cuanto más avanzamos
somos menos Argentinos.

Ayí tu bronce pulido
nuestro pasao se refleja
que tranco a tranco se aleja
reseriao por el olvido.
Mas si por áhi un tañido
se te'scapa de repente,
los recuerdos dando el frente
rodean tu trayetoria
y entra'agarrar mi memoria
trayendolós al presente.

Te veo cuando resero
con yuvia, soles o escarcha
ir siempre abriendo la marcha
con tu sonido rumbero.
No hubo pago forastero
ni quedó "güeya" orejana
y en esas noches que gana
el desvelo sueños idos,
por un cielo de mugidos
me traías la mañana.

Fuistes pa'mis redomones
corral de alambre segura
luna clara en noche oscura
y sol en las cerrazones
a veces fueron tus sones
como el alerta de un tero,
cuando algún piyo cuatrero
quiso arriarme la tropiya
o del pajal a la oriya
salió algún zorro mañero.

No se si por ofendido
o por matar la rutina
al cambiarte de madrina
también cambiabas sonido.
Lo mismo, eras conocido
al rumbiar pa'la querencia,
aumentando tu estridencia
eras en la güeya larga:
un clarín tocando a carga
contra malones de ausencia.

Hoy tu existencia es ocaso
de una jornada cumplida
tu vida, como mi vida
se van yendo paso a paso...
Y cuando el silencio al raso
ayá en la yanura acampa
al gaucho, historia y estampa
lo siento morir, ¡barajo!
al no latir tu badajo
en el pecho de la pampa.

miércoles, 23 de julio de 2008

A veces una tapera


Y me quedé en la tranquera
como mirando..., mirando...
A veces una tapera
encierra mucho paisano...
...............................

Hice volver la memoria
a los años que pasaron
y me dibujé en los ojos
lo que antes juera este rancho.
Con sus paredes de quincho
todas pintadas de blanco,
un caminito 'e ladrillos,
florcitas en los costados;
el horno de boca grande
y las glicinas trepando...

¿Qué se hizo de aquella higuera
que le daba sombra al patio?
¿Dónde estarán las masetas
con malvones colorados?

De allí juimos a la escuela
en aquél petiso bayo
que aunque era medio mañero
nunca dejó de llevarnos.
El que arisqueaba al pasar,
la escarcha de algún pantano
por más que mi hermano en ancas
lo apurara taloneando.

El yuyo, el pajonal
y también algunos cardos,
han cubierto allá en el suelo
el jardín, formando un cuadro.
Y se ha borrado la estrella
justo en el medio del patio
de botellas enterradas,
de cerveza marca:"Chancho"...

No está el aljibe a roldana
con su brocal y los tachos
donde tanto me asomara
pa mirar el agua abajo
y la veleta que había
en la cumbrera girando
que un día puso el agüelo
pa' cuando el viento haga un cambio...

Ya no veo ni siquiera
el alambre del costado
donde colgaba los cueros
de liebre, bien estaquiados...
Hasta que pasara el turco
pa' darlos a cualquier pago.
No está el camino al molino
entre los yuyos marcado,
ni la bomba del chiquero,
ni aquél cachorrito blanco...

Me acuerdo de aquella vez
que me pelié con el Juancho
por el nidito de hornero
que en la troja había quedado.
¿Y pa qué? ¡Y pa qué si igual que al nido
que quedara abandonado,
le vino a pasar lo mismo
con los años, a este rancho.

¡Qué linda era la vida,
esa que estoy recordando:
andar siempre a media rienda
todos los rumbos del campo...
Atracar a la lechera,
juntar juego, así con marlo
o encontrar algún nidal
medio perdido, entre el pasto...
Tumbar alguna perdiz
al tirarle un alambrazo
o rumbear pa la laguna
antes de entrar el verano
y juntar algunos huevos
de gayaretas y patos...
O echar agua en una cueva
que el peludo hizo escarbando...
Buscar los huevos de tero
o dar de mamar al guacho...
¡Qué linda era aquella vida!
¿Pa' qué diablo habrá pasado?
..............................
Y me quedé en la tranquera
como mirando...mirando...
A veces una tapera:
encierra mucho paisano.

¿Dónde andará mi p...erro?



Recuerdo en una ocasión
en la estancia 'e los Quevedo,
mientras bailaba una cueca
no va y se me escapa un p...erro.

Parecía bien mansito
y resultó tan feroz,
salió como una estampida...
se jué sin decirme adiós.

Lo corrí por todo el pago
y no lo pude alcanzar:
¿Qué vientos lo abrán llevao?
mi p...erro, ¿dónde andará?

A veces, a veces en mi tristeza
recordándolo me quedo
y se me hace que anda cerca
y hasta siento olor a p...erro.

Por eso, por eso cuando en la güeya,
voy galopeando en mi potro,
le pido al cielo que nunca
¡se me vuelva a escapar otro!

Santos Vega: IV. La muerte del Payador


Bajo el ombú corpulento,
de las tórtolas amado,
porque su nido han labrado
allí al amparo del viento;
en el amplísimo asiento
que la raíz desparrama.
Donde en las siestas la llama
de nuestro sol no se allega,
dormido esta Santos Vega,
aquel de la larga fama.

En los ramajes vecinos
ha colgado, silenciosa,
la guitarra melodiosa
de los cantos argentinos.
Al pasar, los campesinos
ante Vega, se detienen;
en silencio se convienen
a guardarle allí dormido;
y hacen señas no hagan ruido
los que están a los que vienen.

El más viejo se adelanta
del grupo inmóvil, y llega
a palpar a Santos Vega.
moviendo apenas la planta,
Una morocha que encanta
por su aire suelto y travieso,
causa eléctrico embeleso
porque, gentil y bizarra,
se aproxima a la guitarra
y en las cuerdas pone un beso.

Turba entonces el sagrado
silencio que a Vega cerca,
un jinete que se acerca
a la carrera lanzado;
retumba el desierto hollado
por el casco volador;
y aunque el grupo, en su estupor,
contenerlo pretendía,
llega, salta, lo desvía
y sacude al payador.

No bien el rostro sombrío
de aquel hombre mudos vieron,
horrorizados sintieron
temblar las carnes de frío.
Miro en torno con bravío
y desenvuelto ademán,
y dijo: "Entre los que están
no tengo ningún amigo,
pero, al fin para testigo,
lo mismo es Pedro que Juan".

Alzó Vega la frente,
y le contempló un instante,
enseñando en el semblante
cierto hastío indiferente.
"Por fin, dijo fríamente
el recién llegado, estamos
juntos los dos, y encontramos
la ocasión, que éstos provocan,
de saber cómo se chocan
las canciones que cantamos".

Así diciendo, enseñó
una guitarra en sus manos,
y en los raigones cercanos
preludiando se sentó.
Vega entonces sonrió,
y al volverse al instrumento,
la morocha hasta su asiento
ya su guitarra traía,
con un gesto que decía:

"La he besado hace un momento".
Juan Sin Ropa (se llamaba
Juan Sin Ropa el forastero)
comenzó por un ligero
dulce acorde que encantaba.
Y con voz que modulaba
blandamente los sonidos,
cantos tristes nunca oídos,
cantó cielos no escuchados,
que llevaban, derramados,
la embriaguez a los sentidos.

Santos Vega oyó suspenso
al cantor; y toda inquieta,
sintió su alma de poeta
como un aleteo inmenso.
Luego, en un preludio intenso,
hirió las cuerdas sonoras,
y cantó de las auroras
y las tardes pampeanas,
endechas americanas
más dulces que aquellas horas.

Al dar Vega fin al canto,
ya una triste noche oscura
desplegaba en la llanura
las tinieblas de su manto.
Juan Sin Ropa se alzó en tanto,
bajo el árbol se empinó,
un verde gajo tocó,
y tembló la muchedumbre,
porque echando roja lumbre,
aquel gajo se inflamó.

Chispearon sus miradas,
y torciendo el talle esbelto,
fue a sentarse, medio envuelto
por las rojas llamaradas.
¡Oh, qué voces levantadas
las que entonces se escucharon!
¡Cuántos ecos despertaron
en la Pampa misteriosa
a esa música grandiosa
que los vientos se llevaron.

Era aquélla esa canción
que en el alma sólo vibra,
modulada en cada fibra
secreta del corazón;
el orgullo, la ambición,
los más íntimos anhelos,
los desmayos y los vuelos
del espíritu genial,
que va, en pos del ideal,
como el cóndor a los cielos.

Era el grito poderoso
del progreso, dado al viento;
el solemne llamamiento
al combate más glorioso.
Era, en medio del reposo
de la Pampa ayer dormida,
la visión ennoblecida
del trabajo, antes no honrado;
la promesa del arado
que abre cauces a la vida.

Como en mágico espejismo,
al compás de ese concierto,
mil ciudades el desierto
levantaba de sí mismo.
Y a la par que en el abismo
una edad se desmorona,
al conjuro, en la ancha zona
derramábase la Europa.
Que sin duda Juan Sin Ropa
era la ciencia en persona.

Oyó Vega embebecido
aquel himno prodigioso,
e inclinando el rostro hermoso,
dijo:"Sé que me has vencido".
El semblante humedecido
por nobles gotas de llanto,
volvió a la joven su encanto,
y en los ojos de su amada
clavó una larga mirada,
y entonó su postrer canto:

"Adiós luz del alma mía,
adiós, flor de mis llanuras,
manantial de las dulzuras
que mi espíritu bebía;
adiós, mi única alegría,
dulce afán de mi existir;
Santos Vega se va a hundir
en lo inmenso de esos llanos...
¡Lo han vencido! ¡Llegó, hermanos,
el momento de morir!"

Aún sus lágrimas cayeron
en la guitarra, copiosas,
y las cuerdas temblorosas
a cada gota gimieron;
pero súbito cundieron
del gajo ardiente las llamas,
y trocado entre las ramas
en serpiente, Juan Sin Ropa
arrojó de la alta copa
brillante lluvia de escamas.

Ni aun cenizas en el suelo
de Santos Vega quedaron,
y los años dispersaron
los testigos de aquel duelo;
pero un viejo y noble abuelo,
así el cuento terminó:
"Y si cantando murió
aquel que vivió cantando,
fue, decía suspirando,
porque el diablo lo venció".

Santos Vega: I. El alma del payador





Cuando la tarde se inclina
sollozando al occidente,
corre una sombra doliente
sobre la pampa argentina.
Y cuando el sol ilumina
con luz brillante y serena
del ancho campo la escena,
la melancólica sombra
huye besando su alfombra
con el afán de la pena.

Cuentan los criollos del suelo
que, en tibia noche de luna,
en solitaria laguna
para la sombra su vuelo;
que allí se ensancha, y un velo
va sobre el agua formando,
mientras se goza escuchando
por singular beneficio,
el incesante bullicio
que hacen las olas rodando.

Dicen que, en noche nublada,
si su guitarra algún mozo
en el crucero del pozo
deja de intento colgada,
llega la sombra callada
y, al envolverla en su manto,
suena el preludio de un canto
entre las cuerdas dormidas,
cuerdas que vibran heridas
como por gotas de llanto.

Cuentan que en noche de aquellas
en que la Pampa se abisma
en la extensión de sí misma
sin su corona de estrellas,
sobre las lomas más bellas,
donde hay más trébol risueño,
luce una antorcha sin dueño
entre una niebla indecisa,
para que temple la brisa
las blandas alas del sueño.

Mas, si trocado el desmayo
en tempestad de su seno,
estalla el cóncavo trueno,
que es la palabra del rayo,
hiere al ombú de soslayo
rojiza sierpe de llamas,
que, calcinando sus ramas,
serpea, corre y asciende,
y en la alta copa desprende
brillante lluvia de escamas.

Cuando, en las siestas de estío,
las brillazones remedan
vastos oleajes que ruedan
sobre fantástico río,
mudo, abismado y sombrío,
baja un jinete la falda
tinta de bella esmeralda,
llega a las márgenes solas...
¡y hunde su potro en las olas,
con la guitarra a la espalda!

Si entonces cruza a lo lejos,
galopando sobre el llano
solitario, algún paisano,
viendo al otro en los reflejos
de aquel abismo de espejos,
siente indecibles quebrantos,
y, alzando en vez de sus cantos
una oración de ternura,
al persignarse murmura:
"-¡El alma del viejo Santos!"

Yo, que en la tierra he nacido
donde ese genio ha cantado,
y el pampero he respirado
que al payador ha nutrido,
beso este suelo querido
que a mis caricias se entrega,
mientras de orgullo me anega
la convicción de que es mía
¡la patria de Echeverría,
la tierra de Santos Vega!




El Payador


Como en el campo la flor
de incomparable belleza
a que da naturaleza
su fragancia y su color,
así nace el payador
que a la calandria remeda
porque, cuando le hacen rueda
imita al pájaro aquel,
alzando el canto como él
cuando canta en la arboleda...

Flor que presta amenidad
y del campo su ornamento,
destello del pensamiento
brillando en la oscuridad;
bardo que en la soledad
alza su voz inspirada,
remedo de mucho y nada,
mezcla de acíbar y miel,
genio que busca oropel
para su gloria soñada...

Ritmo que a un tiempo atesora
como en un copioso raudal,
el eco del vendaval
y el trino de ave cantora;
cuerda que ríe y que llora
con la misma vibración,
latido de un corazón
que siente dichas y penas,
conjunto de horas serenas
y de violenta pasión.

Él canta cuánto se encierra
de la Patria en la extensión,
y en amena descripción
las costumbres de su tierra;
el pinta el bosque y la sierra,
el arroyuelo y el río;
las lágrimas del rocío
que seca el viento fugaz
y al guacho diestro y audaz
que monta el potro bravío.

Él sabe, cantado amores,
darle a su voz la ternura
con que el arroyo murmura,
cuando acaricia las flores;
y si cantar los rigores
quiere del bien a que adora,
tiene su voz seductora
que suena como un lamento,
el melancólico acento
de la tórtola que llora.

Él tiene el eco potente
de sonora catarata
cuando su labio relata
las hazañas de un valiente;
él canta con su voz doliente
la ausencia del bien querido;
y hace llegar al oído,
si narra vengado ultraje,
como el rugido salvaje
del león que se siente herido...

Con intuición de poeta
y las alas de su anhelo
remonta a veces su vuelo
a la mansión de un planeta;
él a reglas no sujeta
su inspiración ni su idea.
Él canta lo que desea,
lo que siente, lo que estima...
porque solo, canta y rima
como el pájaro gorjea.

Lleva entre el poncho escondida
la guitarra quejumbrosa
con que se canta a la hermosa
los pesares de la vida;
ese instrumento en que anidan
como esencia de su ser
los recuerdos de su ayer,
su tristeza y su alegría,
el cariño o la falsía
del amigo y la mujer.

El es quien con sus canciones
hace al paisano gozar,
el que consigue animar
la ramada y los fogones;
el alegra las reuniones
en las yerras y carreras,
el que pasa las tranqueras
sin permiso del patrón...
y libre como el halcón
cruza montes y praderas.

El que del gaucho matrero
cuenta la vida pasada,
y la tapera olvidada
donde ocultó el parejero;
las hazañas del guerrero
los pesares de la ausencia,
y la cruz que, en la eminencia,
señala la humilde fosa
del que en la lucha gloriosa
murió por la independencia.
.............................................
En el día del payador (23 de julio) un homenaje a los que payan...y a los que les gusta escucharlos.
Saludos del gauchoguacho.

Estribo

(Foto: Eduardo Amorim)
Solo, al verte jubilao,
estás sin tu compañera
que jue siempre la estribera
viviendo a vos abrazao.
En la vitrina o colgao
-según grado de importancia-
en un museo o la estancia
te ha guardado algún paisano,
porque sumó al artesano
que se supo dar prestancia.

¡Qué lujos se dio el platero
filigranando a buril!
ya de frente o de perfil
dende'l tiempo del brasero,
En suela, el talabartero,
se lució en las iniciales
¡y qué trabajos manuales!
cuando de aspa se te hizo
cosas que yo sintetizo:
en joyas artesanales.

De fierro y algún metal
creaciones en el primero
a veces, de aquél herrero
dando vida'l material.
Pero el indio jue genial
porque con poco se ideó
lo que luego el gaucho usó
como juera el de pichico,
simple, livianito y chico
y "pampa" se lo yamó.

Con cuero doblao también
estribando ansí con eso
que hizo el trabajo del güeso
a dos dedos y muy bien.
De cajón, que no se ven,
de madera y bien labraos
los "tromp 'e chancho" yamaos,
por último los pateros,
que'n la mano de sogueros
terminaban retobaos.

¡Y qué hermosa tu función!
que's ayudar a subir
y al apiarse, permitir
evitarse un revolcón.
Además ¡qué sensación!
de estar sereno y altivo
cuando montao, yo percibo
que de verme'n un apuro,
ayí me siento seguro
usando bien el estribo.

Al no poderte alcanzar
en un tronco o alambrao
atracan al ensiyao
muchas veces pa' montar;
pero hay quien te suele usar
como número tercero
y te guarda bajo el cuero
pa' que naides vea la treta,
escondiendo tu silueta
porque no sos del apero....

A mí me gusta estribar
cuasi, cuasi con la punta,
y bien pareja la yunta
cuando termino 'e cinchar.
Y ya pronto pa' montar
es ayí cuando recibo
ese beso sugestivo
que a diario me da mi "amada"
tras la última chupada
del amargo del estribo.

El asador.


La pucha si vos sabrás
del tema de carcular...!
y a lo mejor estudiar
pudiste, hasta ayí nomás...
Muy pocas veces errás
en la leña a consumir
y hasta podés deducir
según como sople el viento,
si más ligero o más lento
y a qué hora podrá salir.

Si grande o chico cortao,
menudencia o embutido,
no te ve desprevenido
ni tampoco "el emplumao".
Lo mesmo si va ensartao
o si cuadra, hasta con cuero...
su condición de matero
no le impide vigilar,
pues nada se va a quemar
ante un ojo tan certero.

Si te habrás quemao las cejas
con los grados de calor...!
y el aplauso al asador
se vio empañao por dos quejas...
¡Malhaya!costumbre vieja...
de alguno desubicao
que a tuito le'ncuentra el lao
negativo de la cosa.
¡Y ni un pétalo de rosa
pa'l que tanto ha trabajao!

Del humo que habrás tragao
ni recordarlo, mejor
y es en vos como un sabor
ese perfume impregnao.
¡Cuánto tendrás renegao
con la leña humedecida...!
Y tu pala, ennegrecida
se ha gastao de tanto andar,
junto al palo e maniobrar
entre la brasa encendida.

Ansí es amigo asador...
otros yevan los laureles,
saben mucho de papeles
pero poco de calor.
Yo que soy tu almirador
dejo un saludo genuino
con éste, mi humilde trino
y mi aplauso resonante
es pa'decirte: ¡Adelante...
gran asador argentino!

Don Goyo buscavida.


China me andás provocando
como mamao al pulpero
y haciendo arder el yesquero
que está mis ansias quemando.
De más ya te vas confiando
y el día menos pensao
lo vas a encontrar cambiao
al que por zonzo has tenido:
toro manso, embrabecido
no rispeta el alambrado.

Has escaseao el percal
con que aura ya casi nada,
andás de lujo ensillada
cortándote en el pegual.
Livianita y liberal
sos de la antojo, la chuza,
y no te falta una excusa
si no es un descuido al menos
pa' que te espíe el relleno
que te hace punta en la blusa.

A veces como olvidada
de que estoy sentao enfrente,
en forma casi imprudente
tenés la pierna cruzada.
Y si encontrás mi mirada
que tu mirada no esquiva
la risa entonces se aviva
entre tus labios carnosos
y aunque algo bajás los ojos
la pierna subís pa arriba.

El otro día al pasar,
casi oscuro, pa'l arroyo
me dijiste:-"venga Goyo,
así me enseña a nadar"...
Yo te dejaba pasar
como una broma cualquiera
pero entonces, salamera,
dijiste con intención:
-"No desperdiciés chambón,
que el churrasco es de ternera".

¡Pucha digo!, yo no se
ni cómo quedé parao
de alegre y abatatao
cuando tal cosa escuché.
Pero ni bien reaccióné,
y juí a pegarte un abrazo
vos saliste como hachazo
gritando entre carcajadas:
-"¡¡No hagás partidas erradas,
que con tu chuzo no hay caso"!!.

Pero aura tené cuidao
que ande menos lo pensés,
va cair la taba al revés
perdiendo lo que has gano.
Lo que de mí te has burlao
vas a pagar con usura,
te vi'a cobrar tu diablura
sin que tengas más arreglo
que convidarte pa'l pueblo
y hablar los dos con el cura.


Vivir lo nuestro




Así como lo oye prienda,
dicen que el país esta pobre,
que hay que administrar el cobre,
y estirar el patacón,
primera vez que los criollos,
andan tasando el centavo,
y perdigando el conchabo,
para ganarse el jornal.

He léido en una gaceta,
de que en el extranjero hay guerra,
y el murmullo de la yerra,
obra en nuestro patacón,
penetra en los aposentos,
escarba en el fondo del alma,
y nos sale del corazón.

Las cosas suben y suben,
todo vale con exceso,
lo que no vale es el peso,
esta en mengua su valor,
con lo que antes se compraba,
el mejor par de alpargatas,
hoy redoblando la plata,
no se compra ni la peor.

Hoy vale cualquier zaraza,
lo que antes valía la seda,
pues con el papel moneda,
compra la mitad de aquel,
sube el metro, sube el kilo,
la yerba, el pan, el fideo,
peso que entra al menudeo,
es pasto del mercader.

Hacen como el boticario,
que compra yuyaje criollo,
sauce, malva, raíz de pollo,
barba de choclo y cedrón,
el compra montón por bolsa,
pero lo vende a romana,
cobra por una tisana,
lo que le costó el montón.

Hay que aminorar el lujo,
y desgringar la moda,
desarrancar con la poda,
todo lo gringo importado,
sentir el gaucho en el alma,
"Argentina" la voz llena,
que por dentro y que por fuera,
se viva argentinizado.

El gaucho


1.
Quisiera haber vivido mucho tiempo antes,
en nuestra hora prima,
en nuestro día madre,
sólo para conocerte,
gaucho que cantabas con toda la sangre,
con todos los pájaros libres en la boca,
como ya no canta nadie,
nadie en el mundo,
nadie, nadie.

Quisiera haber vivido
en tu primer instante,
antes de la entrega de la pampa,
antes del encierro de los árboles.
Haber vivido en el alto mediodía
de tu lance.
Haber corrido tu mañana,
desandado tu tarde,
ambulado tu ocaso tras la voz
del caracol del mate.

Río blando de boca,
para orillar, errante,
y un puñal en el cielo,
hecho de estrellas,
cada noche, al echarme.

Un puñal, una cruz,
donde pensar en alguien.

Quisiera haber vivido
en tu día grande,
el del rastreo de la libertad,
la selva por delante.
Mía tu doma;
mío tu duelo salvaje;
mío tu oído en la tierra;
míos tus ojos en las altas aves.

Haber tenido tu pulso
para la sed, para el hambre.
En la boca sin miedo,
ante el desierto,
tu grito penetrante.

Quisiera haber estado en todas las pulperías
junto a la guitarra amante
- voz, cintura y entrega
de mujer entrañable-;
en todas las pulperías,
sólo para esperarte;
sólo para abrirte cancha;
sólo para gritar ¡qué cante!
sólo para oírte cantar;
sólo para verte ir, libre, a cualquier parte:
la luna en tus virolas;
en tu cuchillo el sol que nace;
en tu pañuelo al cuello, enjugada,
la sangre.

Mía tu luz en la cara;
mía tu esgrima en el aire;
mío tu numen;
mío tu arte.

Antes del encierro de la aguada,
donde, entre junco y ave,
alguna vez te proyectó el ocaso,
montado y con amante.

Antes del alambre con uñas,
desgarrador de carnes.
Yo no tendría ahora
este dolor cobarde.
Dormiríamos juntos,
bajo la tierra madre.

2.
¡Gaucho!
Gaucho que estás en todas partes,
en la tierra, en los árboles,
en toda pisada de caballo,
en todo vuelo de ave...
¡Gaucho de la Cruz del Sur,
sobre la pampa grande!

Las piernas entre ramas,
los ojos anhelantes,
desmontados andamos
de tu coraje,
sin cuchillo, sin lazo,
por amarillas calles.
Viento ladrón de libertad y honra
metido en los trigales.

¿Dónde la voz que diga "¡Por aquí!
en nuestra amarga tarde;
dónde la voz de valeroso rumbo
que nos enanque
y el ala del sombrero
otra vez nos levante?
Fuerza que se ha alejado de nosotros,
por la mañana, ¡hágase!

Vénganos otra vez,
¡Oh gaucho!, tu coraje.
Vénganos tu conciencia del deber.
Vénganos tu arranque.
Tu cuchillo de fuego.
Tu altivez. Tu donaire.
Tu canto de jilguero.
Tu baile.
Tu corazón de niño.
Tu ángel.
¡Vénganos sobre el campo,
por el aire!

1943


El gaucho


(Pintura: Rodolfo Ramos)



Hijo de algún confín de la llanura
Abierta, elemental, casi secreta,
Tiraba el firme lazo que sujeta
Al firme toro de cerviz oscura.

Se batió con el indio y con el godo,
Murió en reyertas de baraja y taba;
Dio su vida a la patria, que ignoraba,
Y así perdiendo, fue perdiendo todo.

Hoy es polvo de tiempo y de planeta;
Nombres no quedan, pero el nombre dura.
Fue tantos otros y hoy es una quieta
Pieza que mueve la literatura.

Fue el matrero, el sargento y la partida.
Fue el que cruzó la heroica cordillera.
Fue soldado de Urquiza o de Rivera,
Lo mismo da. Fue el que mató a Laprida.

Dios le quedaba lejos. Profesaron
La antigua fe del hierro y del coraje,
Que no consiente súplicas ni gaje.
Por esa fe murieron y mataron.

En los azares de la montonera
Murió por el color de una divisa;
Fue el que no pidió nada, ni siquiera
La gloria, que es estrépito y ceniza.

Fue el hombre gris que, oscuro en la pausada
Penumbra del galpón, sueña y matea,
Mientras en el oriente ya clarea
La luz de la desierta madrugada.

Nunca dijo: soy gaucho. Fue su suerte
No imaginar la suerte de los otros.
No menos ignorante que nosotros,
No menos solitario, entró en la muerte.

Pavadas


..Viene rodando de lejos el diablo de la tormenta,
¡Con el viento de aparcero, no hay nada que la detenga!
...¡Malhaya la noche fiera!... Puro viento y puro barro,
y esta garuga finita que dentra como escarbando!...
¡Pión tropero!... ¡Lindo uficio!... ¡No haber nacido chimango...!

....¡Hopa!...¡Hopa!...¡Vaca!...¡VAca!... ¡Que el patrón me está esperando
y ande nos pare la yuvia, capaz que me sale echando!
...A veces pa'no rabiar, ni pienso que ando tropiando!
Pa'olvidarme que soy pobre, cierro los ojos y canto...!
¡A la luz del rejucilo, lucen de plata los charcos!...
...¡Santa Bárbara Bendita!¡Qué noche!...¡Ni se ve el campo!

¡Pa mejor con la garuga no puedo ni dir pitando!
...¡Uijajajajayy!!....¡¡Y que yueva... que pa algo tengo cabayo!!
¡Ande se aparte un noviyo, vaya mandinga a buscarlo!
...Cuando me junte la plata, yo también tendré mi campo.

Se me hace que la esperanza es igualita a esos charcos,
...viven un rato de yuvia...¡pero su suerte es de barro!
¡Cosa fiera nacer pobre!... Se nos va en sueños el tiempo...
¡Valgalé que quedan güeyas pa'dir gastando el silencio!

...¡Oiga, patrón!...¡Si no escampa, capaz que se áhuga un ternero!
(pensar que con tanta plata no ha hecho "vaca" con San Pedro!)
...¡Que yueva pa'que renieguen los ricos...¡Yo no reniego!
Tengo el corazón surcido, y si raibo tengo miedo
que se descosa la achura, me salga el indio de adentro
y entre a cobrar injusticias a punta de caronero!

...¡Uijajajayy!!¡Pa'lo que me hace el viento y el aguacero...!
Yo voy contando las leguas... el patrón cuenta los pesos...
¡A la'hora de rendir cuentas, los dos seremos lo mesmo!
...(Al que se aburre tropiando, le ha de faltar pensamiento,
¡porque mire que hay pavadas en que dirse entreteniendo...!

...Viene rodando de lejos el diablo de la tormenta, ¡Con el viento de aparcero, no hay nada que la detenga! ...¡Malhaya la noche fiera!... Puro viento y puro barro, y esta garuga finita que dentra como escarbando!... ¡Pión tropero!... ¡Lindo uficio!... ¡No haber nacido chimango...! ....¡Hopa!...¡Hopa!...¡Vaca!...¡Vaca!... ¡Que el patrón me está esperando y ande nos pare la yuvia, capaz que me sale echando! A veces pa'no rabiar, ni pienso que ando tropiando! Pa'olvidarme que soy pobre, cierro los ojos y canto...! ¡A la luz del rejucilo, lucen de plata los charcos!... ...¡Santa Bárbara Bendita!¡Qué noche!...¡Ni se ve el campo! ¡Pa mejor con la garuga no puedo ni dir pitando! ...¡Uijajajajayy!!....¡¡Y que yueva... que pa algo tengo cabayo!! ¡Ande se aparte un noviyo, vaya mandinga a buscarlo! ...Cuando me junte la plata, yo también tendré mi campo. Se me hace que la esperanza es igualita a esos charcos, ...viven un rato de yuvia...¡pero su suerte es de barro! ¡Cosa fiera nacer pobre!... Se nos va en sueños el tiempo... ¡Valgalé que quedan güeyas pa'dir gastando el silencio! ...¡Oiga, patrón!...¡Si no escampa, capaz que se áhuga un ternero! (pensar que con tanta plata no ha hecho "vaca" con San Pedro!) ¡Que yueva pa'que renieguen los ricos...¡Yo no reniego! Tengo el corazón surcido, y si raibo tengo miedo que se descosa la achura, me salga el indio de adentro y entre a cobrar injusticias a punta de caronero! ...¡Uijajajayy!!¡Pa'lo que me hace el viento y el aguacero...! Yo voy contando las leguas... el patrón cuenta los pesos... ¡A la'hora de rendir cuentas, los dos seremos lo mesmo! ... (Al que se aburre tropiando, le ha de faltar pensamiento, ¡porque mire que hay pavadas en que dirse entreteniendo...!

El arrugáo



Siempre que me hago perdiz,
a golpes y tropezones,
me arrastro por los rincones
como gaucho con lombriz;
hincho a veces la nariz
olfateándola de lejos,
y en los campos desparejos,
me voy como en cuesta abajo,
arisqueándole al trabajo
como los matungos viejos.

Como chimango pal cebo,
soy ligerón cuando amago,
me caliento con un trago
y hasta mamarme me atrevo,
si no pago lo que debo,
es que estoy acreditao,
en los tientos del recao,
van mis maletas y abastos,
¡lo que yo llevo en los bastos
de algún modo me han cobrao!

¡Si habré forcejiao al ñudo,
seguidor como la hormiga,
y siempre a media barriga,
encuevao como el peludo!
Pobre como indio clinudo,
mesmo que lo fue mi tata,
andando a salto de mata,
por cuasi encepo mi cuero:
el zorro va al gallinero
y a veces, deja la pata...

Y aunque soy medio mañero
y no me gasto en partidas
y soy pa las zambullidas
como pato lagunero;
y al cortar lindo mi acero,
ultrajes nunca perdono,
una noche que el encono
me cegó en un entripao,
quedé negro y arrugao
igual que verija 'e mono...

La que no traiciona

Escuchame hermano:
Dejá de lao ese porrón e caña
que no es rimedio pa curar heridas,
y en vez de aliviar el corazón, lo sangra.

¿Que estás triste y dirrotao de alma?
¿Que yorás por la traición de la julana?
¿Que beyaquió con tu cariño santo
cortando el alambrao de tu esperanza?

Yo también yoro por dentro al verte ansina
arrimao al mostrador chupando caña.
Embretándote en el pecho por la indina,
dolor amargo misturao con rabia.

No tomés hermano; haceme caso.
Dejalo al mostrador; vení pa casa.
Haceme caso, vení que ayá en el rancho
te está esperando la que nunca engaña.

Eso es; ansina. Dame el brazo.
Tomá el pañuelo y te secás las lágrimas.
Que aún nos queda un cariño que no juye.
¡Ayá en el rancho, está espérando mama!

Querencia


Ese alazán nunca sirvió pa nada.
Tiene el pelo nomás: un baño de oro
que ande lo friegue contra un pingo guapo,
se descascara y le aparece el plomo...

No le gusta el camino. Agatas muento,
ya sale medio loro.
mostrándole los dientes a la cincha;
y ande le cierre espuelas, flaco y todo
se arrastra a bellaquiar; por que conserva
su dinidá de potro…

A mi me sufre; pero hasta ai cerquita…
No vaya a creer! Si me le arrimo é pronto
ya le dentran calambres en las patas.
Tengo que hablarle sabe? Y con güen modo;
-Soy yo Don Alazán, vengo é visita…
Si no me atraca diente, igual que a todos...

Y hay mucho maturrango con espuelas…
Me lo piden..se ráin…no cren en potros.
En una, por probarse que son gauchos,
le apretan el boton de los corcobos;
pierdo el recao y, a lo mejor Dios sabe
si no paso esa noche en un velorio…

Por eso, más que nada, hace dos años,
se lo vendí a un tropero, hombre criollo…
Cuando se jue, ya me borró el olvido
a ese mestizo de tortuga y potro…
No había pasao una semana de eso
cuando un día me asomo,
y encuentro a mi alazán en la portera,
chupao de sé; pero soplao de abrojos.

-Golviste! – y me pasaba por la mano
el hocico sedoso
-No sos tan desmadrao, matungo viejo,
tenés el pelo y la memoria de oro…
Se me caso la hija y nunca ha güelto...
Crié un muchachon, que no golvió tampoco;
Y este pobre animal, galopio leguas,
sin tomar ni agua pa volver más pronto.
Me dentró una vergüenza! Era un amigo,
y lo vendí por un puñado de oro!

Montao en él juí a devolver los pesos
el otro dueño comprendió; es un criollo...
Y lo truje, pa siempre a su querencia.
Vino bufando: pero alegre y todo,
si lo pincho, ahí rompemos amistades;
porque él conserva su altivez de potro.

lunes, 21 de julio de 2008

La confusión



Sin conocerme siquiera
se me declaró por carta,
donde me enrabó una sarta
de linduras en hilera,
ligando de esa manera
el resto se me hizo robo
y empecé a sentirme lobo
como nunca me sentí:
más contento que un gurí
que le regalan un globo.

Con el propósito firme
de ofrecerle juez y cura,
juí a conocer su figura
pa dispués no arrepentirme
salió el viejo a recibirme
de la forma más atenta
porque se sacó la cuenta
que yo era algún comprador
de una camioneta Ford
que tenía pa la venta.

-"¡Ya calcula lo que viene"!!
dijo, invitándome a entrar
y le puedo asegurar
que es lo que a usted le conviene,
con los ajustes que tiene
su arranque es muy impulsivo
y antes de hacer el recibo
puede probarla nomás...
Yo pensé: "¡Satanás,
qué padre desaprencibo!".

-"Le alvierto", dijo el anciano,
"que no es ninguna monada
pero está recién pintada
aunque es de tercera mano"...
-"¿Qué mas?", dije con desgano
refiriéndome a la hija,
"pa arrancar nunca le exija
porque inundada se atora
y a más como es pateadora,
cuídese al darle manija".

-"¿Y es muy vieja?", pregunté
-"calcule, tiene bigote
y un caño que a medio trote
ya empieza a hacer "pereré".
Cuando pase a ser de usted
trátela de muy buen modo,
que aunque están flojos del todo
y aflojaus los paragolpes
si no le da muchos golpes,
el de atrás tiene acomodo".

-"Me la miró un auxiliar
y me aconsejó también
que la lubricara bien
pa que no juera a chillar".
Y agregó, sin yo soñar,
que hablaba de la cachila
-"déjelá marchar tranquila
donde hay un repecho bravo
que si la apreta en el clavo
se va a calentar en pila".

-"Cuando el pión la necesita
sin permiso me la agarra,
pa salir por ahi de farra
con amigotes que invita.
Por eso la pobrecita
con la trompa echa pedazos,
conoce todos los pasos
y las picadas mas malas
y de andar entre los talas
me la han curtido a pinchazos!"

-"Con razón esa vizcacha
salió a buscar quien le ladre",
dije mostrándole al padre
la esquela de la muchacha
y el anciano en una racha
de cólera sin gobierno,
me mandó al mesmito infierno.
Quedándose el infeliz
sin comprador y sin yerno.






Romance al payador.


Su querencia es el pago "Los ayeres", pago inmenso,comarca de comarcas. Desde alli viene,pero el gris del Tiempo no empolvo su guitarra: La sabe abrillantar de soles nuevos no renunciando
a lunas ya pasadas; y luciernagas jovenes tachonan como estrellas el cielo de su caja. Nomade,trashumante,peregrino, sin que su siempre andar jamas lo haga forastero de pueblo ni de siglos, llega,se va y retorna,como el agua, con carta blanca de ciudadania, porque "Canto" es el nombre de su patria. No viene huyendo de ningun progreso; viene a su encuentro ,y no con una lanza sino con la extendida mano tibia para desearle muy feliz llegada. Memorioso,"actualista" y adivino, crecio para ser tronco y echar alas; y,oriundo y aparcero de preteritos, menciona los presentes y mañanas. Gesto pleno gestado en plena gesta, que se mantuvo cuando las tacuaras en lugar de caduco semilunio por fin lucieron aguijon de plata. Gesto que se conserva cuando el musculo deja sitio a las maquinas, cuando los naipes dan espacio al libro para flores de luz,mejor cantadas. Gestos que otros veran cuando las cosas aun lejanas sean ya lejanas; porque ya los oidos del futuro captan su voz altisima...y la llaman ! Tiene una novia que se llama Vida cuyo insomnio no entorna la ventana para premiar con besos noche a noche, los ramos de su eterna serenata. Nadie canta mejor,aunque no tenga cuerdas de ruiseñor en la garganta, ni existen arpas magicas que suenen mas claras que su rustica guitarra. Payador:todo el barro del Planeta se hace nido de hornero entre sus ramas. Abel Soria.De su nuevo libro:"QUe yunta pa una cinchada"

Sarna con gusto

Con la madrina de tiro
y un chúcaro acollarao,
dentré orillando el salao
pa cruzarlo de un suspiro.
Como soy hombre que almiro
la condición del bagual
dejé suelto al animal
que junto con la tropilla,
jue ganando la otra orilla
pa salir entre un juncal.

Largué al suelo la osamenta
ni bien gané la salida,
y una garuga tupida
le entró a pegar por su cuenta.
Se despachó la tormenta
y blanquiaba el campo entero
mientras uno que otro tero
me toriaba la tropilla
que entre unos cardos castilla
daba el anca el aguacero.

Yo en ocaciones pitaba
o chiflaba algún estilo
y después de un rejucilo
se me hacía que paraba.
Pero otra vuelta tronaba
y le seguía pegando,
siempre en mi china pensando
un redepente alcé el vuelo
heché una mirada al cielo,
monté y seguí galopeando.

Me tiene agarrao del pico
esa china abusadora,
que es pa'l amor matadora
como montura e milico.
Me echó mordaza al ocico
la loca pa sujetarme
y aura no puedo apotrarme
ni pegar la vuelta ajuera
y voy por ella andequiera
sin que me importe mojarme. 

Caballito criollo.

Caballito criollo del galope corto,
del aliento largo y el instinto fiel!
¡Caballito criollo que fue como un asta
para la bandera que anduvo sobre él!

¡Caballito criollo que de puro heroico
se alejó una tarde de bajo su ombú,
y en alas de extraños afanes de gloria
se trepó a los Andes y se fue al Perú!

¡Se alzará algún día, caballito criollo,
sobre una eminencia un overo en pie;
y estará tallada su figura en bronce,
caballito criollo que pasó y se fue!

Pa' que la pise el ganado.

Yo tenía doce años
cuando a esa estancia llegamos,
junto a mi madre y "cachilo"...
"Cachilo", mi perro galgo.
Como nos mandó un pariente
y muy bien recomendados,
el patrón nos dio el empleo
ni bien las cuentas cerramos.
A mi mama en la cocina
como lavando y fregando,
y a mí, a mí como un boyerito,
como un peoncito de campo.
Y allá lejos de las casas
nos habían dado un rancho
pa descabezar un sueño,
si durante todo el día
la pasamos trabajando.

A mi mama la veía
solo en horas de descanso,
porque el patrón era un gringo
que para nada era blando,
y no le gustaba mucho
ver a un peón araganeando.
El jornal, una miseria
pero al fin nos arreglamos.
¡Ay! mi mama trabajaba
en la cocina y el rancho:
quería que todo brille
..."porque lo limpio es muy sano".
Y yo seguía con lo otro,
con las cuestiones del campo.
Y así fue de esa rutina
por casi unos treinta años.
Una vuelta por casorio
por poco casi me embarco
pero le pensé muy bien:
"la mama sola en el rancho
y eso no podía ser"...
La vejez le había dentrao
y en su cara las arrugas,
el tiempo le había marcado.
La pionada al cruzarla
en la cocina o el campo,
besaban sus santas manos
porque el cariño de todos
la vieja se había ganado.
Y si un peón caía enfermo
ahí estaba ella a su lado,
con sus yuyos y remedios
y ese rosario tan blanco.
A los hijos del patrón
se los crió como propios,
derechos como una tabla
salieron los dos mocosos.
Hasta la llamaban "mama"
con eso, con eso les digo todo.

............................................
Una vuelta en el boliche
me crucé con un mamado.
No recuerdo la zoncera
pero se vino de lado
solo para fastidiarme
si yo me hallaba sentado
y por negarle al sotreta
que bebiera de mi vaso,
me insultó a mi santa madre
y ahí nomás sin preguntarle
le pegué tantos planazos
que su lomo parecía,
un churrasco mal asado.
Y justo en ese momento
cuando ya iba a ensartarlo,
sentí su voz que decía:
"Hijito querido... pensalo".
..............................
Todos los días temprano
cuando el sol iba asomando
yo me acercaba a su catre
y con un beso en la frente
la despertaba callado
con un amargo caliente:
"Vamos, mama, que ya es hora
tenemos que ir pa'l trabajo".
Y ella igual se levantaba
sin pretextos ni cansancio
y pa'l casco de la estancia
sus pasos iban rumbeando.
Yo quería que la pobre
ya se tomara un descanso,
una vida de amarguras
de miserias y trabajos...
Pero el patrón no quería,
ya se había acostumbrado,
a la decencia y coraje
que brotaban de sus manos.
Un día de primavera,
casi empezando el verano
la mama amaneció mal:
tenía sus ojos hinchados.
Un dolor en su garganta,
su pecho se había cerrado:
-"esto es una cosa seria"
dijo el doctor del poblado.
Y fue la primera vez
que ambos faltamo' al trabajo.
Yo me quedé pa cuidarla,
pa tenerla entre mis brazos
acariciar sus cabellos
de seda y de color blanco...
Mandé calentar la pava
pa'tomarme unos amargos
y ella se quedó en su catre,
tapadita con un manto.

-"Mire, mama, aquí le traigo un amargo.
Endierécese mi vieja
que así no podrá tomarlo.
¡Vamos mama, haga un esfuerzo
y siéntese aquí a mi lado...
¡Vamos mama...vamos vieja!,
¿Mama...? ¿Mama que le anda pasando?
No me haga esto viejita...
Le apreté juerte sus manos
y ya me quedé en un llanto.
Al ver que no se movía
que sus ojos se cerraban:
¡Mama...Mamaaaaa, vieja querida, te amo!!!
Y jue tan fuerte ese grito
que el patrón llegó hasta el rancho,
puso su mano en mi hombro
me dijo... me dijo: ¡juerza muchacho!,
tu mama no está dormida,
se ha ido para otros lados.

Se jué como se van todos
los que el Señor ha llamado
no lo podía creer!...
no me aparté de su lado
y se me vino a la mente,
lo que me había confiado
en el día de su muerte:

"Entiérrenme en campo verde
donde me pise el ganado".
Quería estar cerca e la tierra
pa tocarla con sus manos...
El patrón... el patrón me dio permiso
y juntos la sepultamos.

Al lado de un ceibo florido
y de un jazmín trasnochao,
pi nté unas piedras de blanco
y se las puse de lado
y atada a un juerte tiento
hice una coruja e quebracho:
"Aquí descansa una santa,
bajo este suelo sagrado,
aquí descansa mi mama
pa' que la pise el ganado"!!!

Consejos pa' los galgueros.


Dicen que el mejor amigo
del hombre ha sido el perro,
si a la verdad no le erro
puedo salir con un fijo
y si la rima consigo
trataré de homenajear
al galgo: un ejemplar
de una raza de Inglaterra,
que es muy útil en mi tierra
pues se lo usa pa' cazar.

Hay quien lo usa pa correr
es un mensual o un puestero,
con galgo y un ovejero
pa' temprano ir a recorrer,
yo andando pude aprender
a quererlo y respetarlo,
y si usted quiere dotarlo
pa' que le corra, hasta viejo,
aquí le dejo un consejo
pa' que empice a prepararlo.

Para que la parición
sea tranquila pa la perra
mejor es el piso e tierra
porque ella en esa ocasión,
busca bien la ubicación
en un sitio placentero
y pa' elegir compañero
si lo dejan mucho vale,
hay dos que sanitos salen:
el último y el primero.

Algo le quiero advertir
que usted cuenta se va a dar:
hay que desparasitar
antes de hacerla servir.
Y tiene que prevenir
que el perro no sea cualquiera.
Está el que se desespera
de echarle un puro afamao,
¡ojo! si corrió pichicateao
la cría se degenera.

Si es negro, bayo, overo,
corbata, blanco tiznao
lo ha de elegir sin cuidao,
no se aflija compañero;
que el que va a salir ligero
no lo para ni la peste
ahora crea, aunque le cueste,
al menos, lo que yo opino
nunca elija un barcino
si tiene ojitos celestes.

En una caña ate un cuero
y a vueltas trabajeló
y un rato, déjeseló,
que lo muerda con esmero.
si lo cuelga en el alero
y el vareo está bien hecho
usted estará satisfecho
de ver que saldrá blandito,
y el cachorro sentadito,
quedará mirando el techo.

Si es hembra con ocho meses
ya está como pa sacarlo,
al menos como pa entreverarlo
en los cruces y reveses,
no se apure porque a veces
le conviene no soltar
entonces, ha de comprobar:
que los otros van corriendo
ella sola va aprendiendo
y ya empieza a tironear.

Al perro prepareló
para que salga buenazo
son veinte meses escazos
así que... prepareló!.
Eso si, entrevérelo
para que aprenda a morder
porque aunque cueste creer
a mi entender por lo menos
que el macho que sale bueno
es más lento pa aprender.

Si le sale agarrador
y le gusta hacer la punta
hágalo correr en yunta
que se acomoda mejor
y si el otro es volvedor
este se va acomodando
en cambio, se van chocando
si cinco o seis perros suelta,
la liebre pega la vuelta
y quedan todos pagando.

Hay un tema delicao:
si en el alambre se para
tal vez no sea cosa rara
que se sienta acobardao
con un descanso obligao
se recupera seguro
no importa si es cruza o puro
pero guay con quien lo emparde
porque si el otro es cobarde
el suyo está sin futuro.

Tiene que tener cuidao
entre junio y primavera
con una liebre ligera
se puede quedar varao
son de quedarse sentaos
sin poderse levantar
frotelé en el costillar,
y si ve que se levanta
orinelé en la garganta
así podrá respirar.

Porque el orín, compañero,
es ácido y al pasar
la baba empieza a limpiar
que se atrancó en el garguero
esto me enseñó un galguero
Quico Gomez, un paisano,
puso en mi hombro su mano
por ser un poco más viejo
y me dejó estos consejos
que yo en versos hilvano.

Eso sí, amigo galguero
se lo dice el Pampa Cruz;
si lo quiere pa'l ñandú
no es lo mismo que el liebrero.
Yo que he sido ñanducero
a este amigo le juré
que a nadie le contaré
cosas que pocos la saben
si me preguntan de esta ave:
yo les contesto: "NO SÉ".

domingo, 20 de julio de 2008

Purito Silencio.

(Foto: Eduardo Amorim)

Perdóneme, mamá... se me va en aprontes
este antojo grande de escribirle un verso.
No es de aúra; hace añares que ando dando güeltas
pa' poder ponerle música al silencio.

Y escribo unas cosas que parecen lindas
y cuando termino de escribir... ¡las ruempo!
¡áhi queda la pila de papeles rotos
yenos de escrituras que no dicen cierto!

¡Y me dentra rabia!... Tan fácil que se hace
quererla, mi mamá, con el pensamiento,
y tanto me cuesta yevar las palabras
al brete ande encierro mi tropiya 'e versos!

¡Perdóneme, mamá!... No tiene palabras
el amor de su hijo... ¡purito silencio!
¿Pero no es más lindo saber que el cariño
por grande y projundo, no dentra en un verso?

............................................................................................

A Ana Martín, mi madre, que aún sigue criando cinco hijos...

Morir por morir

Morir por morir quisiera
morirme en algún desierto
que me tapen las arenas
boca arriba, cara al cielo.

Que nadie llore mi muerte
que entre solo en el silencio
y me desangre en olvidos
sin lágrimas, ni lamentos.

Tal vez sí me gustaría
ser algo como es el viento
la nube o la calandria
la luna o el lucero.

Tal vez sí me gustaría
ser de un árbol alimento
para que otra vida gane
la vida que deja un muerto.

Tal vez sí me gustaría
trepar corazón adentro
por la sabia de un quebracho
y abrirme flor en el cielo.

Tal vez sí me gustaría
ser amo de mi silencio.
Nunca fui patrón de nada.
Suerte de peón me dio el tiempo.

Solo pido que me dejen
mandar en mi muerte, al menos.

Cosas de la vida


¡Pucha que es triste
tener el rancho ansí, como tapera,
sin tener un jazmín que lo perfume
ni un zorzal que le cante en la cumbrera!
Dende que asoma el alba hasta la noche...
solito por la huella,
si ensillo mi cabayo pa ir al pueblo...
denguno me acompaña a la tranquera,
Y al volver por la noche, está mi rancho
¡tan solo!, ¡tan oscuro ! que da pena!...
Algo me falta...
No basta que uno tenga un poco 'e yerba
o un zoquete de carne pa'l asao,
o un chala pa pitar cuando se ofrezca.
Es algo más... y ese algo
¡amalaya! mi Dios, si lo tuviera.
Lo que me falta es ella:
la hija del pulpero.
La que tiene dos soles en los ojos,
una noche 'e tormenta entre su pelo,
un camoatí en los labios
y un pichón de paloma
en cada seno.
¡Si!, ¡es ella!.
A veces cuando llego hasta el boliche
y me abajo a tomar una giñebra,
me recuesto en la puerta que da al patio,
pa así, cuando se cruza, poder verla.
Yo he querido decirle muchas cosa
pero ¡'qué "mie...zca"!,
las palabras toditas se me añudan,
y no puedo decir lo que quisiera.
Yo me tengo aprendida de memoria
una declaración entera.
Que me la acuerdo bien cuando estoy solo,
y me la olvido cuando estoy con ella.

¡Cosas de la vida!...
Guapo como denguno ¡y ande quiera!
Capaz de matar tigres a talero,
de peliarlo al más hombre a poncho y tierra.
Y no tengo coraje pa decirle
que me sobra ternura pa quererla.

viernes, 18 de julio de 2008

Guitarra negra.



Cómo haré para tomarte en mis adentros, guitarra. Cómo haré para que sientas mi torpe amor, mis ganas de sonarte entera y mía. Cómo se toca tu carne de aire, tu oloroso tacto, tu corazón sin hambre, tu silencio en el puente, tu cuerda quinta, tu bordón macho y oscuro, tus parientes cantores, tus tres almas, conversadoras como niñas. Cómo se puede amarte sin dolor, sin apuro, sin testigos, sin manos que te ofendan. Cómo traspasarte mis hombres y mujeres bien queridos, guitarra; mis amores ajenos, mi certeza de amarte como pocos. Cómo entregarte todos esos nombres y esa sangre, sin inundar tu corazón de sombras, de temblores y muerte, de ceniza, de soledad y rabia, de silencio, de lágrimas idiotas.
Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa. Hoy por la tarde anduvo, entre papeles, averiguando cómo he sido, cómo ha sido mi vida, cuánto tiempo perdí, cómo escribía cuando había verduleros que venían de las quintas, cuando tenía dos novias, un lindo jopo, dos pares de zapatos, cuando no había televisión, ese mundo a los pies, violento, imbécil, abrumador, esa novela canallesca escrita por un loco. Hoy anduvo la muerte entre mis libros buscando mi pasado, buscando los veranos del 40, los muchachitos bajo la manguera, las siestas clandestinas, los plátanos del barrio, asesinados, tallados en el alma... Hoy anduvo la muerte revisando mi abono del tranvía, mis amigos, sus nombres, las noches de café Montevideo, las encomiendas por la Onda con olor a estofado, revisando a mi padre, su Berreta, su Baldomir, revisando a mi madre, su hemiplegia, al Uruguay batllista, a Aristides querido, a mis anarcos queridos bajo bandera, bajo mortaja, bajo vinos y versos interminables... Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono, distintos bajo los dedos índices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, los pálidos fantasmas que me habitan, sus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientes, bajo sospecha de subversión. Y no halló nada... No pudo hallar a Batlle, ni a mi padre ni a mi madre, ni a Marx, ni a Aristides, ni a Lenin, ni al Príncipe Kropotkin, ni al Uruguay ni a nadie. Ni a los muertos Fernández más recientes... A mí tampoco me encontró... Yo había tomado un ómnibus al Cerro e iba sentado al lado de la vida. Pasé frente al Nocturno y la vida había pintado unos carteles. Pregunté en una esquina por la hora, y en la bolsa del hombre que me dijo la hora iba la vida, junto con su almuerzo... Hoy dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas... Y la noche entrará por todas las ventanas de mi casa, por todas las ventanas de todo el barrio, por todas las ventanas de todos los cuarteles y de todas las cárceles, por todas las ventanas de los hospitales... La noche entrará, cabeceando, saltará para adentro, sombra a sombra a la luz del farol... Y se echará en el piso como un perro... Y aguardará hasta la madrugada... Hoy... Dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas, para siempre... Mi corazón está mejor situado que mi casa. Mi casa, más cercada que mi barrio. Mi barrio, cercado por mi pueblo. En mi barrio vive el Presidente, cercado por un muro casi derrumbado.

Temblando, con el frontal partido con el marrón, por el marronero, cae sobre sus costillas, pesada como un mundo, la res. Cae con estrépito, de bruces sobre el cemento... Balando al descuajarse su osamenta, ya sólo un pobre costillar enorme, ya sólo un pobre cuero y sangre, media tonelada de huesos astillados, hincados en toda esa vida temblorosa y atónita. Ahí se va alzando, como un pesado pingajo, atrapada por la pata por un gancho que le salta arriba, que la alza por un hojal abierto en el garrón de un cuchillazo en plena estupidez sentimental, en plena media tonelada de monstruoso dolor, incomprensible, absurdo, balando, plañidera y tonta, como un escarabajo que no piensa, mientras medita lentamente por qué duele tanto y por qué duele qué parte de quien es ella misma, la res, abierta al descuartizamiento atroz por todas partes, que nunca habían dolido y que eran tantas partes, tan extensas... Y que pastando nunca había dolido... Haciendo leche, esperma, músculos, crin y cuero y cornamenta viva, que eran la vida misma manando hacia sus adentros, vibrando tiernamente como un sol cálido hacia sus adentros... Y nunca habían dolido... Ya está colgada... Las patas delanteras se enderezan, se endurecen y avanzan hacia adelante y hacia arriba, implorantes y fatalmente rígidas, rematadas en cortas pezuñas que hace un instante amasaban el barro del corral, el estiércol de otros cien balidos, Dinosaurios del siglo de las máquinas, nacidos para morir de un marronazo... Ahora ya es carne azul colgada en la heladera: Uruguay for export... Aquella res, que murió de un marronazo, cayó y tembló todo el frigorífico. Aquella otra res que recibió el marronazo en plena frente, de dos dedos de espesor, mientras entraba al tubo desconfiando porque allí no había pasto, alcanzó a comprender que había otra res delante, balando, que ya se la llevaba el gancho. Y cayó detrás, también, y el cemento tembló bajo esos huesos... Aquella otra res, que esquivó el marronazo y que cayó también, con un ojo reventado una guampa partida, deshecha, también cayó y tembló la tierra, tembló el marrón, tembló el marronero; la res, murió temblando de dolor y de miedo... De un marronazo en plena frente for export del Uruguay.

En la punta del agua, una flor blanca, luminosa, de quince dólares, se hace chispa, se abulta, se diluye, chorrea entre otras flores más pequeñas, llora, se agita, la catapulta en chorro de agua y sube como bola en el aire..Está naciendo siempre, mientras el agua canta en esa fuente de la boite... Entre aplausitos, al compás de la orquesta, blanda flor blanca, acuosa, nostalgiosa en el aire... Subida en los aplausos como espitada, hendida, empitonada... Gime y llora en la noche, tira estrellas bailando bajo el humo, renace, llora por el chorro azul-blanco de la fuente como si fuera planta que la cría -y que no es- y sin embargo, así seguirá abriéndose, muriendo, hinchándose y flotando, mientras dure la noche, su belleza infantil de ingeniería, su blando corazón bajo el foquillo fijo y lechoso. El gringo, el chorro de agua a precio, el aire de importación, esas hembras, el mozo, esos señores.

Hace un buen rato ya que doy trabajo y vengo acostumbrándome al desuso de mi alma, a la razón del enemigo, a mis sesenta cigarrillos diarios, a las malas costumbres de mis canciones, que de algún modo siempre fueron nuestras, vos lo sabés, guitarra negra... Hoy reanudo en un cómico enderezo la hora de ayer parada en su nostalgia. Me hacen sufrir las alas que me puse para volar, mas grito y se alzan, gimo y me acompañan, río y baten de a dos, como que están amándose y se odian, sin embargo mis dos alas se odian, se enderezan, se hacen amigas mías para llevarme por todas partes: allá está la canción, aquí la nada... Más allá el pueblo y más acá el amor. Pero el pueblo está también más acá... Y antes estaba allá también, detrás del pueblo el pueblo. Hemos viajado por todos mis caprichos y el pueblo hozando el piso, amándose con alas como las mías... Odiando su destino, odiándome y amándome sin alas, con millones de pies, con manos y cabezas y lenguas... Y sus mil bocas dicen: "Ahora, la suerte ya está echada..."

La mariposa viene hacia mí en la calle, en el aire húmedo, por el aire húmedo bailando, por el aire agobiante, ominoso, bailando en el aire caliente. Y yo vi que no era a mí a quien buscaba sino a la muerte... Y que no buscaba la muerte también vi, porque no era mariposa de la cudad de hierro, ni nacida para eso, sino que era mariposa nada más, en la ciudad, presa y ya muerta de antemano, fatalmente. Buscando en ese bailar loco y frágil un ala, un grano, una pizca de polen en el cemento. Porque la mariposa nace y no aprende nada hasta que muere en cualquier sitio, herida de muerte por su semana justa, por su tiempo preciso, por su sórbito de vida ya bebida. Eso no es tan triste... Triste es ver su cadena de huevos en el hollín, depositados junto a un río de aceite, a la sombra de las altas paredes de cemento... Su cadena de huevos de seda... Hago falta. Yo siento que la vida se agita nerviosa si no comparezco, si no estoy. Siento que hay un sitio para mí en la fila, que se ve ese vacío, que hay una respiración que falta, que defraudo una espera. Siento la tristeza o la ira inexpresada del compañero, el amor del que me aguarda lastimado. Falta mi cara en la gráfica del pueblo, mi voz en la consigna, en el canto, en la pasión de andar, mis piernas en la marcha, mis zapatos hollando el polvo. Los ojos míos en la contemplación del mañana. Mis manos en la bandera, en el martillo, en la guitarra, mi lengua en el idioma de todos, el gesto de mi cara en la honda preocupación de mis hermanos.


Cómo haré para tomarte en mis adentros, guitarra, guitarra negra... Dice Enrique, mi hermano, que hay cierto perro hundido que se lame mansamente y nos lame, lamiéndose, una herida quieta allá al fondo, sentado en su escalón. Y dice más mi hermano el otro Enrique, en Praga. Dice que amarte con certeza, hacerte enteramente hembra, darte lo que de vida tengan mis urgencias será amar más y más a Jaime; amarlo, más de veras... Por su alma, su propio perro mordedor bajo el garrote, el cable, el puñetazo, la bolsa de arpillera, el plantón y el insulto. La olvidada mejilla que no ponen ni él ni nadie a golpear... Sino con hambre y Rita y José Luis, con Gerardo y Raúl y Rosa y Sara y Mauricio... Y por todos nuestros muertos. Y he sabido, guitarra, que este otro perro que criaste, ladrador, campesino, a veces manso o vigilante, que roe su propio hueso en la penumbra y gruñe, cual casi todo perro popular, vagará por tus anchas veredas, tus milongas sangrantes, hasta morir también, tal vez un día, de soledad y rabia. De ternura. O de algún violento amor: de amor, sin duda.