martes, 3 de mayo de 2016

La guitarra payadora


(Foto: don Carlos Molina)

La guitarra payadora
ya no ruge, ya no vibra
negando su antigua fibra
la han hecho divertidora.
Fue matrera y peleadora
en un tiempo valeroso
por lo que es más doloroso
ver a un coplero sobón
hacer el papel de histrión
adulando al poderoso.

El cantor domesticado
se hizo bufón de comedia
insensible a la tragedia
de su pueblo maltratado.
El libertario legado
no se invoca, no se nombra,
Una cortina de sombra
cubre la gloria de ayer
la guitarra pasó a ser
una miserable alfombra.

Reís, " bufonescamente".
cuando al pueblo se tortura
le asesinan la cultura
le distorsionan la mente.
Es lamentable, indecente,
porque si al pueblo invocamos,
si con ese pueblo estamos
cómo entonces comprender
a quien se arrastra a lamer
las sandalias de los amos.

Pretenden ser los cantores
de la alegría de la vida
y están de mano tendida
suplicando a los señores.
Vulgares aduladores
que no tienen otro fin
que el de arrodillarse sin
pudor, aguardando fiel
"al recoger el mantel
las migajas del festín:"

Y es justo. son como son.
Los negadores del arte
realizando en cualquier parte
su payasesca función.
Diques de la evolución .
contraparte en la alegría,
odian toda rebeldía
que haya en los versos humanos
y es la guitarra en sus manos
nada mas que una alcancía.

La guitarra combatiente
de los tiempos que vivimos
preñada por los racimos
del viejo canto insurgente,
tendrá que decir presente
en este momento...¡ahora!
sólo así, batalladora,
sin doblegar su altivez
volverá a ser otra vez
la guitarra payadora.

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