sábado, 9 de abril de 2016

Relincho


Redonda e inoportuna
por la tormenta cerrada,
al oír la relinchada,
rompe un nubarrón la luna.
Todo duerme pero una
inesperada invasión
de gauchos en dispersión
que a la campaña estremece,
emerge como si fuese
la vanguardia de un malón.

Anda gente misteriosa
rejuntando caballada,
se comenta en las ranchadas
y en la solitaria choza;
todo duerme y reposa
sobre la llanura yerta
desgrana el chajá su alerta
chapaleando luna y lodo
entonces sí, todo...todo...
lo que dormía...despierta.

Relincha un potro salvaje,
por el rumor conmovido,
como un clavideño erguido
sobre un pezón del paisaje;
aurio su fino pelaje,
marfileña su clinera,
desparrama la carrera
en la sonora llanada
donde inquieta una manada
ebrio el relincho de espera.

Y como una marejada,
la correntada clinuda,
se incrusta la noche muda
por el tropel desvelada.
La detiene una lomada,
imperativo resuello,
y al hincharse cada cuello
parece cada pescuezo
un clarín de carne y hueso
que está tocando a degüello.

Y de cuchilla en cuchilla
se oye el agreste mensaje,
va de paraje a paraje
de pago, de orilla a orilla.
Lo transporta una tropilla
de piquetes al corral,
va de caballo al bagual,
de la pulpería al quincho:
el cristalino relincho
flota en el aire oriental.

¡Ojo! No es el mismo que al compás
del cencerro y de badajo
se oyó en horas de trabajo
en plena aurora de paz.
Es mal agüero además,
marchita niña esperanza;
toma el joven, vieja lanza
y sin saber dónde va
en busca de libertad:
estriba, monta y avanza.

Clarín de llano y colina
presagio de mal agüero,
eco inquietante agorero
y anuncia desgracia y ruina...
Pinta el sol cuando declina
rojo horizonte otra vez,
niega orfandad, desnudez,
resurgiendo del olvido;
el luto desvanecido
cosió la ropa al revés.

Por las madres llora el río
y en las campiñas sombrías
¡Salvanos Virgen María,
ayudanos Señor mío!
Resurge el grito bravío
en busca de igualdad,
justicia, paz, libertad,
venganza, sangre y desquite;
una voz nueva repite:
"¡retrógrada humanidad!"

Manda ensillar el caudillo,
ensilla el chasque el baqueano
y el pacífico paisano
junta su apero sencillo.
Se encuentran sable y cuchillo
remora heroica bandera,
desciende el rancho a tapera,
le abre la fraterna mano
y en el desolado llano
duerme el arao a mancera.


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