martes, 1 de julio de 2014

Camino del caminante

(Pintura: Mariana Sandes)


Tengo que hacerte un reproche
debí por vos ausentarme
me maniaste con tus leguas,
por vos siempre llegué tarde.

Qué duras eran tus piedras
qué fríos tus soledades
que oscuras eran tus noches
camino, y no me alumbraste.

¡Ay camino no sentiste
piedad por tu caminante
que trepó niño tus cuestas
y que envejeció en tus valles!

Por vos fui a buscar la vida
y con muerte me esperaste
entre tus sombras un día
la vi partir a mi madre.

La trampa de tu espejismo
mintió un remanso en el aire
y el sol sus puntas de fuego
me fue elevando en la sangre.

Con manos brutas de piedra
a la ausencia me empujaste
¿porque te escuché esa noche?
partí, debiendo quedarme.

Ay camino, no sentiste
piedad por tu caminante
tenés el alma de piedra
Y no hay pena que te ablande.

Haceme un hueco en tus flancos
con gramillita muy suave
cuando se apague mi pulso
y el corazón se me canse.

¡Camino que no sentiste
piedad por tu caminante
envejecí entre tus piedras
pero siempre llegué tarde!.-

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