martes, 16 de octubre de 2012

El camino a la Tablada



"Ya lo ha de ver"... El carancho
al verla fácil pensó
en hacer suya la priesa
y hablándole con su voz:
-"vení, acercate -le dijo-
torcaza". Ella lo miró
muy sorprendida y al cabo,
sin hacer oidos, siguió
saltando entre las matitas.

Pero el bicho voltiador
insistió: "Sos entonada
y orgullosa porque Dios
te pintó lindo plumaje,
¿pero no sabés que yo
puedo poseerte a la juerza?"
Y ella dijo: "Sí, Señor:
pero qué quiere que le haga
si a mí me tuesta otro sol
y otro cariño más güeno
me ha ganao el corazón".

-"¿Y vos cres, charabona,
que hay quien valga más que yo?"
Y ahí no más abrió sus alas,
ella el güelo levantó
pa juirle: pero el carancho
entrañudo y cimarrón
cortó el aire como flecha
y en su güelo seguidor
se le jue poniendo arriba
hasta que al fin la prendió
entre sus garras y ansina
la jue aprietando, Señor,
hasta que al sentirla muerta,
contentazo con su acción,
la dejó cair. La torcaza
deshecha al suelo cayó.

Pero ahí, en la mesma tierra
que con la sangre mojó,
de su cuerpito caliente,
un tala bravo nació.
Con un brazo en cada rama
y en cada espina un facón.

Pasó un tiempo... y el carancho
seguía picoteando al sol
las osamentas perdidas
hasta que en otra ocasión
dentró a ñublarse la tarde
y en ancas trujo el Señor
la tormenta más machaza
que se ricuerda. Pensó
ganar el monte el carancho,
pero el pampero rugió
dentrándole a castigar
las alas con tal juror
que ya ladeao y sin rumbo
pal tala lo arrempujó
y allá en la espina más brava
el carancho voltiador
aprovechao y bellaco
jue a ensartar su corazón.
...............................................
De la sangre de los pobres
inocentes, siempre Dios,
que manda en tuitas las tropas,
hace brotar una flor
que pal que quite una vida
o pal que mete un mal
se convierta en una espina
que les clava el corazón...
Pasé por un caminito
¡y este cuento se acabó!


(Tala /"Celtis tala")

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