jueves, 7 de junio de 2012

Fierro a fierro (o "En el boliche El Pampero")



En el boliche "El Pampero"
por cuestiones de una moza,
discute Juancho Espinosa
con Merejildo Gallero.
Sin convite vino el "quiero"
pa que hablaran los facones,
y como en esas cuestiones
pa'l que mira no hay delito
a modo de un corralito
le hacen rueda los mirones.

De un dicho salido al paso
un odio interno les brota,
porque faltaba esa gota
pa'ser desbordar el vaso.
No viene el asunto al caso
si hay razón o no hay razón,
y antes de entrar en acción
sin pedir ni dar ventaja
los dos se ataron la faja
con cuidao y precaución.

Los "fierros" -sin fantasía-
luciendo impecables filos
parecen dos refucilos
manejaos con tal maestría.
Hay, a más de real valía
vista de águila en los dos,
y pa una entrada veloz
viene otra como una luz,
porque saben que una cruz
al muerto le otorga Dios.

Al estirarse un facón
trompieza en una quijada
y áhi corre la colorada...
¡sangre gaucha de un varón!
Vuela de pelo un mechón
que un filo corta en la frente,
y el lastimao, agilmente,
abre otro surco sencillo
por donde asoma un colmillo
que pa paletiao a un diente.

En ancas de algún resuello
vé en los dos el paisanaje
que a un documento al coraje
le ponen firma y un sello.
Cái el pañuelo de un cuello
sin que su dueño lo atienda,
y por culpa de una prenda
ligerona en las partidas
se van jugando dos vidas
en la ardoroza contienda.

-"¡¡Bueno basta!!", grita un viejo,
"sujeten, porque a mi ver,
nunca vale una mujer
ni un ojal en el pellejo".
Más que un grito, fue un consejo
dentrador como un acero,
y ansí en un gesto sincero
dando al viejo la razón
envaina Juancho el facón
y el suyo envaina Gallero.

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