lunes, 12 de marzo de 2012

Romance para una tropilla de lunarejos

(Dibujo: Esteban Diaz Mathé)

Las flores de los cardales
surcen retazos de cielo
en esta mañana rubia
de sol, de trigo, y de perros.

Y el rebozo de la melga
tiene olor a surco abierto
ande criba corazones
las pezuñas de los lerdos.

El labrador empareja
la siembra que ese momento
la enyenò de "medias lunas"
la tropilla del lindero.

Ya se jueron en tropel
treinta potros lunarejos,
que sedientos de distancia
se van bebiendo los vientos.

Sobre el lomo de un camino
que viene dende muy lejos
llega montando un jinete,
un pingo del mismo pelo.

Y dos miradas se topan;
el odio salta en el pecho
y hay un rencor y un insulto
con un alambrao por medio.

- A ustè lo estaba esperando!
pa decirle que hace un tiempo
esa maldita tropilla
se me gana siembra adentro.

Se lo pido como amigo
como vecinos que semos
que acorrale esos ariscos
que andan mesmo que sin dueño.

- "Sin dueño, no -dijo el otro,
son de mi marca y de un pelo:
enlaze que es de su yerra
el que no sea lunarejo".

"Y tenga en cuenta vecino
que no soy gurí de pecho
pa aguantarle sus rezaos
que me hacen arder los ñervos.

"Si siempre me le he callao
no es por miedo, es por rispeto
pa' no haber desavenencia
con un aparcero viejo.

"No se como a mi tropilla
le anda faltando cabresto
habiendo lenguas tan largas
pa charlar de un hombre gueno.

Como pa cortar la ofensa
sacó el facon el labriego
y el otro del otro lao
tuvo el mesmo pensamiento.

Partido en tres a lo choclo
cae el poste contra el suelo
y arde un poncho de coraje
al chispiar de los aceros.

La boca del sol, sedienta
bebe el sudor de los cuerpos
de los dos ni a media libra
hay quien remate el pellejo.

De pronto el de la tropilla
mas joven, mas ventajero
deja un dijunto tumbao
bajo una ronda de cuervos.

Vuelve a llevarse el camino
aquel pingo lunajero
y un rojo clavel se agranda
junto al corazón del muerto.

La fianza paga tres libras
por la libertà del preso
por otras tres, reza el cura:
- "Al dijunto un Padre Nuestro".

Tuito jue por la tropilla
de malditos lunarejos.
Pero ...¿que sabe un bagual
ande empieza el campo ajeno?

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