domingo, 4 de marzo de 2012

Pozo de balde

(Pintura: Luis Nuñez)

Por irse a pagos distantes
dejaron el viejo pozo.
La roldana dio un sollozo
en los postreros instantes.
Los altos yuyos verdeantes
desdibujaron sus huellas,
y al evocar siempre aquellas
horas, del tiempo vivido,
por las noches, de aburrido,
se pone a baldear estrellas.

La noche inaugura un grillo
que sale de su hendidura
como de una sepultura
de un carcomido ladrillo;
y con un aire sencillo
pulsa sus cuerdas de lata,
y el grillo y la luna en grata
paz, y coloquio cordial,
en el parche del brocal
golpean su serenata.

Allí está, como dormido
sobre un gramillal de años,
y pastos de angustia, extraños,
en el brocal le han crecido.
viene del fondo un gemido
que se oye en noches serenas,
y a la espera de horas buenas
de cara al cielo confía,
¡que baje un balde algún día
y desagote sus penas!

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