viernes, 9 de marzo de 2012

Mis espuelas

(Pintura: Rodolfo Ramos)

Anteayer me di el gustazo
-quizá el último tal vez-
porque saqué a mi vejez
a pasiarla en un picazo.
Tranquiando sentí el lazaso
de un pasao que me retrata,
y aunque la vida me achata
salí, pa aventar mis dudas,
de alpargatas "bigotudas"
pero de espuelas de plata.

Cuando anduve de resero
trayendo hacienda del Sú
allá pa el lao del Tuyú
se las encargué a un platero.
Le dije: Amigo, las quiero
aunque me cuesten mil reales
que no hayan otras iguales
de plata bien superior,
y con oro del mejor
le pone mis iniciales.

Las hizo el hombre, nomás...
y cuando en viaje salía
más de uno me confundía
creyéndome el capatáz.
Iban conmigo al compás
de una dicha ó de un desvelo,
y como cáidas del cielo
sus dos rodajas altivas
eran estrellas cautivas
jinetiando en el pigüelo.

En un invierno fatal
llovedor, ventoso y bravo,
llegué mojao hasta el rabo
soportando un temporal.
Eran de agua un manantial
botas, sombrero y camisa,
-y aunque serví pa la risa
como un bataraz sin crestas-
traiba mis espuelas puestas
estribando a pata lisa.

A veces, al desmontarme
las escuchaba sonar,
delatándome al tranquiar
pa ande quisiera atracarme.
Talvés fueran pa explicarme
áhi mismo, sobre el camino,
que en cada rayón tan fino
dejaban sus sentimientos
como si fueran lamentos
por herir suelo argentino.

Aura las tengo guardadas,
por eso, cuando las veo,
las considero un trofeo
ganao en mis reseriadas.
Pero de cosas pasadas
mi rebelión se desata,
y aunque tal pobreza me ata
que ya no tengo ni botas
saldré de alpargatas rotas
¡¡pero de espuelas de plata!!




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