sábado, 10 de marzo de 2012

Mis alazanes tostaos

(Foto: Eduardo Amorim)

Doce pingos bien domaos,
todos de una mesma alzada,
una tropilla envidiada:
mis alazanes tostaos.
Antes muertos, que cansaos,
como lo dice el refrán;
con doce pingos que están,
presentes en mi memoria,
y que, conmigo, a la historia,
de lo gaucho, pasarán.

Del tren los bajé en Jujuy,
pa formar viaje en la Quiaca,
y de ahí, con rumbo a Humahuaca,
con mis caballos salí.
Pasé a Los Andes, y juí,
pa Salta en un mes de Enero;
y siguiendo pasiandero,
como llenando mi afán,
me adentré por Tucumán,
a Santiago del Estero.

Crucé el Chaco, juí a Formosa,
y después que descansé,
me vine pa Santa Fe,
ande hay gente bondadosa.
Después, más fiera la cosa,
pude Córdoba cruzar;
y ansina pude llegar,
a Catamarca y La Rioja,
ande con chicha y aloja,
me hicieron aquerenciar.

Juí a San Juan, pasé a Mendoza,
y me corrí hasta San Luis,
con mi tropilla, feliz,
al verla tan valerosa.
Dentré a La Pampa grandiosa,
que es la tierra del Caldén;
y pude saber recién,
que allí, no crece el ombú,
y de ahí pa dir a Chubú,
juí a Río Negro, por Neuquén.

El Río Deseado bandié,
a nado, con mis caballos,
y cuando llegué a Zeballos,
con razón los ponderé.
Así a Santa Cruz dentré
siguiendo pa río Gallegos;
y pidiéndoles más luego,
cruzaron mis alazanes,
el estrecho'e Magallanes,
y así llegué a Tierra'el Fuego.

Y causando almiración,
a todos los pobladores,
con mis pingos nadadores,
hice pié en aquél rincón.
Antes había una prisión,
y aura, es lugar pa pasiar;
dentré los pingos al mar,
y rumbié pa Las Malvinas,
unas islas argentinas,
que siempre hay que reclamar.

Y en aquél mar estiraos,
sin miedo a la marejada,
parecía mi entablada,
una tropilla'e pescaos.
Y al verme con mis tostaos
se juntaron los vecinos,
y oyendo sus desatinos,
porque no les comprendía,
les dije: "Esta tierra es mía,
porque es de los argentinos..."

Supe allí que al otro día,
aunque se hacía el tiempo feo,
con rumbo a Montevideo,
un barco grande salía.
Y que en un lugar tendría,
un brete bien preparao;
así me llevé embarcaos,
buscando tierras mejores
a mis pingos nadadores,
mis alazanes tostaos.

Llegao el barco a destino,
después de desembracar,
me fué muy fácil dentrar,
de nuevo, a suelo argentino.
Y siguiendo mi camino,
juí pa otras poblaciones;
llenando mis ambiciones,
con aquellos pingos míos;
Buenos Aires, Entre Ríos,
Corrientes y hasta Misiones.

Y no quedó ni un lugar,
de la hermosa Patria mía,
sin que tal como quería,
no lo fuera a visitar.
Por allá pude encontrar,
un campo bien empastao,
después de haber realizao,
tan soberana guapiada,
con mi tropilla entablada,
pienso quedar sosegao.

Porque, en la nueva querencia,
aura he resuelto quedarme,
hasta que venga a buscarme
la que manda en mi existencia.
No le opondré resistencia,
y mis días aprovechaos,
serán allí recordaos,
como ha de ser ponderada,
esta tropilla entablada
de mis valientes tostaos.

1 comentario:

Pablo Dobke dijo...

Mas que valeroso estes tostaos!!!
Metiendo la cara por toda Argentina hasta aquel pedacito de tierra en medio del oceano que los gringos dicen que a ellos pertenece... Como se habla aqui en Rio Grande: "O cavalhada crinuda!!!"

Abrazo hermano!