sábado, 18 de febrero de 2012

La chismosa

(Pintura: "Chismosas", Molina Campos)

Desde cuando se mudó
en el barrio esta vecina,
diariamente se sucede
en cada puerta una riña.

Porque en cuestiones de chismes
resulta toda una artista:
parece que hay en su lengua
un modelo de mentiras.

Es tan activa en susurros
que ya no queda familia
que no haya sido enredada
en el telar de su intriga.

Es como el higo de tuna
que tiene tantas espinas,
que al tocarle la epidermis
penetran hasta las fibras.

Pero las otras comadres
yo sé que le tienen tirria...
porque ésta trae al mercado
más sustanciosas rencillas.

Por eso le hacen vacío
y le tienen ojeriza;
dicen que por culpa de ella
en el barrio no hay amigas.

Pero es que antes de mudarse
en el barrio esta vecina,
entre las otras chismosas
tampoco vivían tranquilas.

Porque el chisme es un vaivén
en contínua seguidilla;
una lleva y otra trae,
la lengua es como la hormiga.

Siempre que escuché un corrillo
de tertulia femenina,
si hay tres, hablan de una cuarta;
si hay cuatro, hablan de una quinta.

Cuando el corro se desgrana
como la mies de la espiga,
la última que queda sola
dice: ¡Qué lengua de víboras...!

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