jueves, 6 de octubre de 2011

Elegía del Desertor Inocente

(Pintura: Campodónico)

Las armas lo voltearon. Fue su estrella
morir de muerte injusta
con el pecho surtido de claveles,
vestido de carmín de punta a punta.

Es que el hombre tenía el corazón
hambriento de llanuras
y huyendo del fortín ganó el Desierto.
Ah qué orgullosa culpa.

Desertor inocente, no sabía
que estaba empadronada su fortuna,
que no era libre de soltar el cuero
en el limpio galope, a la ventura.

(Qué desbocado filo inexorable,
qué milicia de púas
te despenó en el aire polvoroso,
gaucho sin lindes, bárbara criatura...)

Según la gente de memoria larga
murió de muerte injusta,
murió porque era gaucho y prefería
la patria natural de las anchuras,
sin nadie que frenara el parejero
de aquella libertad simple y profunda.

Con el pecho surtido de claveles
cayó, para legarnos su estatura.

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