sábado, 10 de septiembre de 2011

Romance de la curandera


Los grillos son estrellitas
que han caído de lo alto,
estrellitas que se apagan
cuando uno se va acercando.

Pasa un criollo, jinete
en un caballo plateado;
va jineteando su sombra
al trote largo y elástico.

Las espumas del arroyo
se deshacen en un llanto,
y le ponen a la orilla
suspiros con cribos largos.

Un rancho de ojos abiertos
con un candil candileando,
tizna siete caras brujas
con su negro humo lacio.

La curandera recita
con los labios apretados,
un credo dicho al revés
para que no lo oiga el diablo.

La luna descalza y fría
a la puerta se ha asomado,
tendiendo sus piernas blancas
sobre el piso duro y pardo.

El enfermo espuma y gime
con una cruz en las manos...

En el aullido de un perro
la Muerte se va acercando.

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