lunes, 6 de junio de 2011

El lazo

(Foto: Eduardo Amorim)
En una percha casera
de horqueta de cina-cina,
cuelga el lazo, en la cocina
de un rancho, casi tapera...
Clásica prenda campera
que del llano a la cuchilla,
pialó una historia sencilla
que en tientos quedó engarzada:
de las catorce brazadas
de la argolla a la presilla.

Recibe, cuando el mes pasa
con una linda mañana:
una manito liviana
de hígado, sol y grasa...
Después que el dueño de casa
termina todo el trajín,
retorna el lazo a su fin
que es descansar junto al techo:
que el humo ponga en el pecho
su negro manto de hollín.

Por qué cuidará esa prenda,
el viejo, con tal pasión...
Alguna revolución
al recuerdo, pone rienda...
Su bandera de contienda,
al viento, flamear la vé
y como se tiene fe
pa'pialar en campo raso:
piensa que llevando lazo,
andará mejor de a pie.

Lazo de cuatro, trenzado,
reliquia, gaucha serpiente
que al enroscarte, valiente,
aprisionás el pasado...
Seguí en la horqueta colgado
que parecida es la suerte,
de tu patrón; y sé fuerte,
porque hay que pialar deveras:
cuando ronde en las taperas
el toruno de la muerte.

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