miércoles, 2 de febrero de 2011

Canción de amor calchaquí


Añurita ella
la de mi querer;
ni la flor del aire
es como ella es.

Tiene un nombre dulce
como agua de lluvia:
Amancay se llama.
Le dicen la Ñusta.

Es fresca como una
tinaja de barro.
Y humilde, lo mismo,
que una cruz de palo.

Achalay, ¡los ojos!
Achalay, ¡la boca!
Achalay, ¡el pelo
de mi novia coya!

Cuando sea su día,
tocando mi cuerno,
con mis seis llamitas
bajaré del cerro.

Cargaditas todas
con doce petacas
de albahaca y espliego
de cobre y de plata.

De flores del aire
y de lechiguana.
De queso y quesillo,
de arrope y añapa.

Y amás, el regalo
de mi tamboril;
de mi quena india...
De mi yaraví...

Y a todas las gentes
que salgan a verme,
les irá diciendo
cómo es que me quiere.

Cómo es que la quiero;
cómo nos quisimos;
que pronto andaremos
buscando padrinos,

y una casa blanca
cerquita del río,
cerquita del cerro
y lejos del ruido.

Para que la miren
estos ojos fieles;
para que la toquen
estas manos fuertes,

y para que lata
con su corazón
este pecho mío
con sangre del sol.

Añurita ella
la de mi querer.
¡Ni la flor del aire
es como ella es!

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