viernes, 17 de diciembre de 2010

Libertador


¿Montonero? ¡Patriota!... y fué soldado
pero a su modo: poca disciplina,
su caballo, su chuza y su recado
y la causa que ignora y que adivina.

No tuvo al rebelarse ni bandera
la conquistó después: para ganarla
se enfrentó "con cualquiera y ande quiera"
¡por eso supo amarla!

Mudo, sufrido, cauto, endurecido
por el frío y el sol; llano y montaña
le miraron caer sin un gemido
o alzarse heroico y olvidar la hazaña.

El mismo fué un cuchillo,
todo de punta, cuerpo, pingo, brazo,
y su achinado pelo de espartillo
y el bote enhebrador de su lanzazo.

A veces, puso, m{as cerrado el ceño
como dudando, y al tantearse el cinto
iluminó las sombras de su sueño
el manantial secreto de su instinto.

Rastreador de su fe, filos y espinas
hirieron su intención: la Independencia
no la alcanzó en proclamas y doctrinas:
¡fué una revelación de su conciencia!

Nunca exigió ni premios ni derechos
"Patria libre o morir" y eso era todo
"corto en palabras, desbordado en hechos"
dijo el asombro del cronista godo.

Vivió poco, su vida
era sólo un motivo extraordinario:
la llama de un candil, desvanecida
en la vida del último adversario.

Así cruza su estampa ensangrentada,
Suipacha, San Lorenzo y Ayacucho:
queda un vago recuerdo, casi nada,
para nuestro presente, es casi mucho.

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