miércoles, 11 de noviembre de 2009

Estrellao de nazarenas



Cuando me toque partir
déjenme partir tranquilo,
así apagaré el pabilo
de la luz de mi existir.
Llantos no quiero sentir
porque no vale la pena.
Si fue mi vida serena,
sereno me he de entregar;
si total me va a llevar
a las malas o las buenas.

Con todo el rollo amigazo
y de revés, va el floreo.
Y asigún por lo que veo
va a aguantar el cimbronazo.
¡Así que había sido gauchazo
y diablón pa´l encordao!...
Pájaro no enjaulao
surca el cielo con su diana...
¡Morocho si tiene hermana
lo viá elegir pa´cuñao!.

Que feliz cuando sucumba
el pampa quieto en las venas,
estrellao de nazarenas
cual cielo que se derrumba.
Ya silenciosa la tumba
los criollos tascando el fierro,
las madrinas en mi entierro
como en misa de once.
Lágrimas de bronce,
sangre metal del cencerro.

Poco de valor tendrán
los que son tus herederos;
los tesoros verdaderos
con tu muerte enterrarán.
Contigo también se irán
tus defectos, tus errores.
Tal vez algunos cantores
cuando el tiempo halla pasado,
en un verso improvisado
te den canto en vez de flores.

Ser breve, claro y conciso
sin duda es lo ideal.
Y cuerpear el abrojal
en el momento preciso.
Cuando sale a punto el guiso,
sabroso como un romance;
de entrada no se abalance
suele empachar el apure:
¡Más vale trote que dure
y no galope que canse!.

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