miércoles, 14 de octubre de 2009

Consejos para amasar el pan


En el árbol dormido de la batea negra
mida platos de nieve de trigales lejanos.
sume la levadura, la grasa y salmuera,
tres reinos en corona que dominan sus manos.
Mezcle todo y amase.

Después, amase, amase;
invierta el amasijo y amase, amase y amase.
Añada algunas gotas saladas de su rostro;
llanto o sudor, no importa.
Tal hicieron sus madres, sus tías,
sus abuelas.
El pan es más sabroso
si algo humano se agrega.

Corte en trozos parejos,
vaya formando panes.
Con los pupos,
conforme palomitas pequeñas
para el hijo chiquito, para el que está en la escuela,
el que prenderá el horno y el que traerá la leña.
Deje leudar sus panes tapados con tibieza y,
al hacerles dos cortes seguros, delos vuelta.

Caldeado el horno a punto, tápele la tronera.
Bárrale con jarilla todo tizón que humea
y ponga el pan leudado
como quien pone un hijo en la matriz abierta.
Espere...espere...es arte la paciencia.
Cuando el momento llegue,
sáquelo si ha trocado en oro su corteza.

Tal hicieron, sus madres, sus tías, sus abuelas, incesando la tarde,
bendiciendo la vida con el olor crocante del pan, sobre la mesa.

1 comentario:

Raul dijo...

Es tan cierto, el fiel reflejo de mi madre en las tardes mendocinas, amasando, amando, amasando, dando, amasando...y es un gozo inmenso encontrarme con mi maestra de 5to grado de mi escuela Almafuerte en Villa Nueva, que me trae la imagen y la presencia de mi madre en el patio de mi casa frente al horno..Rosa Pereyra fue quien me presento un libro, y me llevo a enamorarme de todos ellos...!Gracias Rosita!!..Raul Martinez