miércoles, 22 de julio de 2009

Tiempo de tropa y camino


Como una estatua viviente
lo miro viejo paisano
y lo recreo por el llano
reseriando hacia el poniente.
Un pingo sobresaliente
con su perro de ladero
requintando su sombrero
y un pañuelo volador,
arrastrando rumbeador
su esperanza en el garguero.

Cada viaje una ilusión
suma de paisaje ancho,
pensando traer pa' su rancho
el ansiado patacón.
Sobre la huella un montón
de trances fieros, constantes,
rutina e' basto y aguante
experiencia que se acuña
canto de vaso y pezuña
tirando siempre adelante.

Inclinados a su paso
lo homenajearon por criollo
los sauces de aquel arroyo,
y el viento pegó su abrazo.
La Pampa le dió un pedazo
pa que llevara a lo largo,
los ajenos por encargo
y en sus noches argentinas
le prestó la "Cina cina"
su alero para el amargo.

Emponchao lo vi pasar
cuando la escarcha se quiebra,
y de un porrón de ginebra,
un taco le vi tomar.
Quizá en su lento andar
en pensamiento sumido
no supo que había salido
tropereándole a su vejez...
Arriando su última vez
en un viaje hacia el olvido.

Por eso viejo paisano
hoy al verlo jubilao
veo en su rostro dibujao
marcas de un tiempo lejano.
Con un nieto de la mano
y añoranzas de camino
le sonríe a su destino
por eso le digo...¡Abuelo!
Es hombre de pata al suelo
y con sello de Argentino.

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