martes, 28 de abril de 2009

Poniendo... estaba la gansa!


Hace unos años atrás
cuando era mensual de estancia
y arrendaba las ganancias
rindiendo como el que más,
tuve un patrón por demás
serión y medio altanero
y aunque de cuño extranjero
por la sangre que traía,
era si se le ofrecía
campero entre los camperos.

Sabía, llegao el caso
capar a fuego un potrillo
o recostar un novillo
en un pingo como hondazo.
Se defendía con el lazo
haciendo grande la armada,
lo he visto en varias jornadas
como una cosa sencilla
ayuntarle las ranillas
a la yegua más pesada.

A mí siempre me toreaba
al verme medio callao
hasta que un día cansao
topé y le pisé la taba.
Y aunque medio seco andaba
me jugué una paga entera
-"que a la potra zaina overa
que guardaba pa'l carruaje,
se la tumbaba de un viaje
de revés y puerta ajuera"!

la yegua de unos seis años
muy arisca y bufarrona
tenía sangre percherona
a juzgar por el tamaño
y aunque soy bastante huraño
pa meterme en una apuesta
en una ocasión como esta
hasta el alma me jugaba,
porque el rico precisaba
que alguien le baje la cresta.

El contándola ganada
sin andar con mucho amago
me dijo al instante: - "Pago!"
y mandó echar la yeguada.
De contenta la peonada
le hicieron calle al instante
mientras que yo vigilante
sin que la ocasión me aturda
revoleando pa la zurda
la esperé más adelante.

Entre un revuelo de clinas
y el batallar de los perros
medio atorando el cencerro
salió en punta la madrina
atrás una zaina fina
enfiló con su potranca
y cuando meneando el anca
pasó sin vista la overa
se lo prendí hasta la pera
y me senté en la retranca.

Con ruido a cincha cortada
la yegua acentó el flequillo
que hasta el pelo de potrillo
le vi por estar preñada
fue tan grande la tirada
que al afrirmar los garrones
pa risas de los mirones,
amén de que eran baratas,
me rajó las alpargatas
lonjeándome los talones

Hasta que al fin allá lejos
haciendo un esfuerzo macho
la volqué sobre el penacho
pa que corra como un tejo
-"que lo parió! gritó un viejo
en una criolla alabanza
mientras que yo sin tardanza
golpeándome la muñeca,
le grité al patrón que: "clueca,
poniéndo estaba la gansa!".

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