miércoles, 4 de marzo de 2009

Décimas pluviales.



"Solus Christus suavitas pluviae"
San Agustín, Enarr. in ps. 137, 9.


Sos agua que cae del cielo
sobre la tierra sedienta;
sos la garúa que asienta
el polvo de ciego vuelo;
de la pampa en el pañuelo
sos un llanto de alegría;
sos la verde algarabía
que puebla el monte de cantos;
sos en horas de quebrantos
la más dulce compañía.

Sos esa luz argentina
que hace más verde el verdor,
que muestra el mejor color
de todo lo que ilumina;
nube de incienso divina
de olor a tierra mojada;
sos gramilla endomingada
con su más lujoso apero;
y en las fatigas de enero
la pausa más esperada.

Sos susurro silencioso
entre el pasto del potrero
y en las voces del alero
sos el canto más gozoso;
la que invitando al reposo
y al mate meditabundo
congregás a todo el mundo;
sos caricia que Dios manda
que hasta lo más duro ablanda
por tocar lo más profundo.

Sos la llovizna serena
que sabe entrar sin herir
y adivinar el sentir
de quien esconde una pena.
¡Lluvia generosa y buena,
lamento de los sin voz!
Como el rocío precoz
que riega trigo y maleza,
sos la rotunda certeza
de la ternura de Dios.

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