miércoles, 23 de julio de 2008

El arrugáo



Siempre que me hago perdiz,
a golpes y tropezones,
me arrastro por los rincones
como gaucho con lombriz;
hincho a veces la nariz
olfateándola de lejos,
y en los campos desparejos,
me voy como en cuesta abajo,
arisqueándole al trabajo
como los matungos viejos.

Como chimango pal cebo,
soy ligerón cuando amago,
me caliento con un trago
y hasta mamarme me atrevo,
si no pago lo que debo,
es que estoy acreditao,
en los tientos del recao,
van mis maletas y abastos,
¡lo que yo llevo en los bastos
de algún modo me han cobrao!

¡Si habré forcejiao al ñudo,
seguidor como la hormiga,
y siempre a media barriga,
encuevao como el peludo!
Pobre como indio clinudo,
mesmo que lo fue mi tata,
andando a salto de mata,
por cuasi encepo mi cuero:
el zorro va al gallinero
y a veces, deja la pata...

Y aunque soy medio mañero
y no me gasto en partidas
y soy pa las zambullidas
como pato lagunero;
y al cortar lindo mi acero,
ultrajes nunca perdono,
una noche que el encono
me cegó en un entripao,
quedé negro y arrugao
igual que verija 'e mono...

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