viernes, 27 de junio de 2008

El regalón de mi Tata.



En una noche e verano,
clara como huevo e tero,
iba montao en mi overo,
llevando de tiro al ruano.
Era caballo baqueano
pa cabrestear a la par
y eso que entraba a escarciar
con la fresca y relinchando,
pa mi que diba cantando
con las ganas de llegar.

Fui mensual de Las Mostazas,
en el Carmen de las Flores
como quien va pa Dolores,
a unas seis leguas escasas,
iba yendo pa las casas
pobre, triste y achatao.
Iba medio acobardao,
cruzando esos cañadones
y más caído en ocasiones
que hoja de zapallo helao.

Llegué a General Belgrano
donde se cruzan dos trenes,
al tiempo que unos jejenes
me espantaba con la mano.
En eso se paró el ruano
y quedó como clavao,
el mancarrón asustao
me quitó y salió sin yel,
encaró el paso a nivel,
y el tren me lo hizo finao.

Gran pucha las que pasé
en esa noche tan fiera,
nunca corrí una carrera
donde tan fiero me fue.
Cuasi tuve una de a pie
cuando el capataz me echó
y ahura ta que lo tiró,
viene el tren y me lo mata
al regalón de mi tata
que tanto me lo encargó.


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